Se movía rápidamente, buscaba entre sus cosas su par de auriculares que no encontraba desde anoche, pero para él era prácticamente un pecado salir de casa sin ellos. Inclusive desordenó la cama en busca de ellos, pues algunas veces solía quedarse dormido mientras los tenía puestos, aunque su padre siempre le regañaba por ello.
Finalmente los encontró dentro de la gaveta donde guarda sus cosas para el instituto, ¿Cómo llegaron allí? Eso era todo un misterio.
Miró en la pared su horario de clases, el cual estaba escrito en una pequeña pizarra que le había facilitado su papá desde que él era muy pequeño, era maravilloso, porque siempre, sin importar que, tenía acceso a su horario.
Analizó las materias que vería ese día, y revisó su mochila para corroborar que todo estaba allí, tal y como siempre, le faltaba algo, buscó nuevamente en sus útiles escolares y sacó una regla, estaban viendo el tema de rectas en el plano, así que no podía ir sin ella a clase. Además que también resulta muy útil en clase de arte, que es a última hora.
Como maniaco volvió a revisar unas tres veces si ya estaba listo y finalmente se vio al espejo. Pasó sus dedos por su cabello negro y corto, lo echó hacia la derecha y luego se sonrió así mismo.
Salió de su habitación a paso rápido y bajó las escaleras con emoción. Hoy intentaría unirse al club de natación de su escuela, quería probar algo nuevo y divertido, así que pensó que esa era muy buena idea.
Después de todo siempre ha sido bueno en los deportes y en los estudios.
Su abuela le ha dicho que es parte de los genes Uchiha, aunque él nunca ha querido ser empresario como su papá, o arquitecto como su tío. Quiere ser deportista.
Miró el reloj de su muñeca, estaba justo de hora, se iría caminando y llegaría con cinco minutos libres.
-Shin, ¿ya te vas? – escuchó a su espalda y se giró y mostró una sonrisa.
-Sí, ya me voy – le respondió.
-¿Quieres que te lleve? – le preguntó el hombre acercándose a él.
-No es necesario – aseguró – sabes que me voy caminando para reunirme con mis amigos.
-Lo sé – aceptó el hombre acomodándole el cuello de la camisa al chico – hoy aplicaras al club ¿cierto? Te deseo mucha suerte. Recuerda hacer los calentamientos antes para así evitar cualquier futura lesión.
-No te preocupes – le sonrió – Te comportas como una mamá sobreprotectora, Deidara. Gracias.
-De nada – le dijo con sus facciones llenas de alegría.
-Bien, ya me voy – se despidió entregándole un beso en la frente. – Adiós, papá.
-Nos vemos, Shin – le despidió su padre a espaldas de Deidara.
El menor se alejó con un movimiento de mano y desapareció de la casa con una sonrisa en los labios.
Itachi miró al jovencito irse, y luego de unos segundos con sus brazos rodeó la cintura de su pareja, para luego recostar su cabeza en su hombro y dejar un beso suave en su cuello.
-Yo también me tengo que ir – le dijo con pesadumbre en su voz – quisiera poder quedarme a cuidarte.
-No te preocupes – le respondió restándole importancia con un gesto de la mano – es solo un resfrío, además ya estoy prácticamente sano, mañana seguramente ya este nuevamente en el trabajo, como todos los días.
-Eso espero – comentó con una sonrisa buscando sus labios y entregándole un suave y dulce beso.
Después de ese acto Deidara vio a su esposo irse, a pesar de que ya habían pasado años desde que empezaron a estar juntos, seguía viéndose tan atlético y maravillosamente erótico como siempre ha sido.
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Negocios románticos
FanfictionItachi es un hombre felizmente casado y dueño de una de las empresas de más renombre y con mayores ganancias del país, o al menos es así para los medios, los cuales no saben lo agobiado que se siente por los abundantes celos de su esposa; su trabajo...