Silencio agotador y cansino, uno difícil de ignorar y aguantar, lo único que interrumpía tal ambiente era el sonido de la copiadora en pleno funcionamiento.Veía salir una hoja y luego presenciaba como otras caían sobra la anterior, repitiéndose todo como si fuera un círculo vicioso.
Levantó la mirada y observó el reloj de pared color bronce encima de sus cabezas, eran las dos de la tarde.
Y hacía un calor espantoso.
Movió su mano, guiándose por sus instintos, hasta que esta sujetó el nudo de su corbata marrón, liberando un poco su cuello, y tratando de refrescarse con eso.
El verano le gusta, cuando no tiene que estar metido en una oficina por más de ocho horas diarias.
El aire acondicionado se dañó, ya era viejo, todos se lo habían dicho, pero el dichoso aparato escogió el peor momento para dañarse.
Pasó su mano por su frente y las gotas de sudor la perlaban.
Qué suerte tenía su jefe, su aire si funcionaba bien.
Está cansado, le arden los ojos, anoche no durmió casi y todo por culpa de Hidan y sus inventos, aunque él también tiene la culpa, sabía que tenía que madrugar todos los días, pero a pesar de eso, acepto ir beber con él y los demás la noche anterior, pensó que todos acordarían terminar temprano, pero no, a los demás les encantaba beber y comer.
*****
Después de terminada su jornada laboral tenía planeado ir por algo ligero para comer y luego dormir por mucho tiempo.
Pero lo que no planeo fue conseguirse con Hidan al salir. Como siempre vestía elegante y guapo, llevaba una gabardina color beige y una camiseta interior de cuello de tortuga, combinando muy bien con su expresión seria y elegante, esa que mantenía a ojos de los demás, que no eran sus allegados.
En cuanto lo vio salir se acercó a él con una gran sonrisa, Deidara también sonrió y aceptó su compañía a su lado.
-¿Cómo estuvo el día? – preguntó Hidan llegando hasta él.
-Cansado y estresante – aceptó Deidara con una ligera mueca que parecía una sonrisa – todos quieren que el jefe los atienda primero porque son “importantes”.
-Eso es parte del trabajo – aseguró Hidan caminando al lado de Deidara – pero no te espere para saludarte ¿quieres ir a beber?
-¿Beber? – Deidara fue tomado con la guardia baja, no esperaba tal propuesta.
-Los demás ya se fueron, pero yo me quede para invitarte – aseguró el albino – nunca has ido a beber con nosotros, es divertido, y creo que te ayudara a relacionarte con los demás. Veo que no tienes muchos amigos.
-Auch – se quejó Deidara haciéndose el dolido – que malo eres, Hidan.
El hombre se carcajeó y luego le mostró una sonrisa seductora.
-¿Vienes?
Lo pensó por unos breves instantes, pero que va, ¿Qué daño le hacía compartir tiempo con sus demás compañeros de trabajo? Además, hace mucho no salía con nadie a beber y divertirse, así que le daría una oportunidad.
-Solo por poco tiempo – aceptó Deidara con una risita.
Así había terminado yendo con Hidan a un bar que también ofrecía de comer, principalmente asados. Hace mucho que no iba a esos lugares y vaya que le gustaba ver como su carne se cocinaba y prepararla a su gusto.
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Negocios románticos
Fiksi PenggemarItachi es un hombre felizmente casado y dueño de una de las empresas de más renombre y con mayores ganancias del país, o al menos es así para los medios, los cuales no saben lo agobiado que se siente por los abundantes celos de su esposa; su trabajo...