40. Después de todo no soy la única a la que se le viene el mundo encima.

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*al siguiente día*

-Buenos días mamá... feliz cumpleaños... *me acerco a besarle la mejilla y ella se aparta*

-no me toques... ¿crees que es un feliz cumpleaños para mí? *me mira llorando*

-.......

-contigo no voy a tener un feliz cumpleaños

-*me volví y me fui con lágrimas bajando por mi rostro* soy una total mierda

Ese día Amelí se sentía tan mal que se fue todo el día, caminaba, lloraba y fumaba algunos cigarros... estaba claro, era la peor hija.

Al llegar a casa alrededor de las 9:00 de la noche, vio a su madre llorar de nuevo, tenía los ojos demasiado hinchados y no hay cosa peor para una hija que ver a su mamá llorar, especialmente si es por culpa de ella, así que se encerró en su cuarto sin decir una sola palabra... y se repitió lo de todas las noches.

¿Es posible que de un momento a otro alguien que está en este mundo oscuro o suicida como le llaman muchas personas realmente, pueda salir? Es difícil que alguien salga totalmente de esto y más si lo intenta sola, sin un tratamiento o una rehabilitación, Amelí ya hacia bastante soportando quedarse en este mundo, toda su familia se fue en contra de ella, dejaron de hablarle como lo hacían antes, la creían loca, su cuerpo era solo cicatrices prácticamente, redujo su comida y vomitaba hasta sangre, perdió su voz por un tiempo, no podía cantar, los instrumentos que tocaba ya no rendía igual, estaba muy desanimada con todo, aun así ayudaba o escuchaba y hacia lo que podía para que otras personas se sintieran mejor, eso la hacía sentir mejor a ella.

En el colegio construyo grandes amistades gracias a que quería ayudar a algunas personas, Meily fue una de las primeras personas con las que fortaleció una amistad y a su vez ella les presento a dos nuevas niñas que al parecer querían a alguien en quien confiar o que pudiera estar con ellas

-Amelí ven *grita Meily fuera del salón de música donde estaba yo*

-espera *dejo la guitarra a un lado y salgo*

-aamm Amelí ellas son Sam y Cristine, ellas se cortan y ella *señalo a Cristine* vomita... las traje porque primero tu quieres ayudar a personas asi y segundo se que ellas te necesitan, asi que adelante habla con ellas.

-*quedo paralizada, no sabía que hacer, de repente sabia de personas así no más de la nada* eemm... me llamo Amelí y... también me autolesiono y... devuelvo lo que como... cuéntenme que les pasa a ustedes...

-*también se notan algo sorprendidas y tímidas* pues... *habla Cristine* nosotras somos mejores amigas... *y se queda sin hablar*

-bien... pues así se ayudaran más una a la otra... ¿en qué grado van?

-séptimo (bachillerato)

-¿Cuántos años tienen?

-14...

-y tu?

-13

-está bien... Pues que dicen si empezamos a hablar ahora?

-mmm *se notan demasiado tímidas, claro, cualquiera lo seria en nuestra situación*

-niñas esto también es nuevo para mí, solo quiero intentar, sé que va a tener que pasar bastante tiempo para que confíen en mí, pero les aseguro que pueden hacerlo, y.... les daré mi apoyo en lo que necesiten y ayudare en lo que pueda... por lo menos tendrán una amiga...

-está bien, solo es difícil confiar

-sí, tranquila, soy una desconocida que está diciendo que les ayudara, pero es cierto, tratare de que confíen en mí.

Continuaron dialogando acerca de todo y aunque no le contaron nada de su historia o porque lo hacían específicamente, sin embargo Amelí sentía que llegarían a ser amigas.

Nuevas amistades, nuevas cosas en que pensar, a veces creía que ya estaba a un paso de salir de esa perdición, se sentía feliz e hiperactiva unos días o una semana pero cuando estaba de bajón pasaba todo peor, era demasiado extraño pero para ella ya funcionaba así; Isabell dejo de hablarle y ella no tenía a nadie más con quien salir o hablar así que se apartó totalmente de las compañeras de su salón y pasaba los descansos con Sam y Cristine o en el salón de música por supuesto.

-Amelí ¿Por qué sales con esas niñas ahora? Son muy pequeñas *me pregunta una compañera*

-porque son mis amigas

-busca alguien de tu edad ¿Qué paso con Isabell?

-no, ellas son mis amigas ya te dije, y con Isabell solo nos dejamos de hablar

-mmm ok

-*cuanto odio este salón de clases -pienso*

*unas cuantas semanas después*

-Amelí hoy tienes que acompañarme

-¿a dónde?

-tienes una cita medica

-mmm... bueno

*llegando al lugar*

Aun no se hacia dónde vamos realmente; veo un aviso grande, no nos dirigíamos a una cita "medica", íbamos a un centro de rehabilitación.

-mamá dime a dónde vamos?

-tienes que ver a la psicóloga.

AmelíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora