Capítulo 10

15 2 0
                                    

El timbre sonó, me quedé dormido otra vez, por suerte fué en inglés, voy bastante bien con esa materia. De hecho, eso me hizo acordar que hoy Gilbert tendría su exámen, seguro le fué bien, es inteligente.
Al salir del salón, me dirigí al patio junto con Cristina, quién se estaba tomando una botellita de Coca Cola.
- Inglés es muy aburrido, no sé cómo te puede gustar tanto.
- Es divertido si entendés.
- Cómo digas. - Le dió un sorbo a su gaseosa.
- ¿Cómo estás?, te ves muy cansada.
- Al parecer mi abuelo está por morir y mi familia está peleando por los terrenos. - Se sentó en un banco del patio y terminó su gaseosa.
- Qué mierda, espero que se pueda solucionar todo. Cualquier cosa, podés venir a quedarte a casa, por si querés despejarte un poco. - Me senté a su lado.
- Gracias, Marco.
- No hay de qué.
De un momento a otro, unas manos cubrieron mis ojos y una voz la cuál reconocí al instante se hizo presente.
- ¿Quién aprobó inglés?. - Hizo una pausa. -  ¡Gilbert Davis!.
- ¡¿De verdad?!. - Me di la vuelta para verlo, se veía tan feliz, una sonrisa de oreja a oreja ocupaba su rostro, alzó sus brazos en forma de victoria, se veía como un niño pequeño, pero tierno.
- Ajá, y todo gracias a vos.
- En realidad yo sólo te ayudé un poco, vos hiciste todo.
- No seas modesto, es gracias a vos. - Notó la presencia de Cristin y la saludó. - Hola, Cristina.
- Hola, felicidades por tu exámen. - Se levantó y se fué.
- ¡Después te llamo!. - Intenté levantar mi voz para que me escuchara.
- ¿Qué le pasa?.
- Nada, no tuvo buena noche.
- Ah, bueno.
- Me alegro por vos, Gilbert, de verdad.
- Gracias, a cambio de todo lo que hiciste por mí, quería invitarte a la fiesta de éste sábado, no podés decir que no.
- No lo sé.
- Dale, va a ser divertido.
- Tal vez, lo pensaré.
- Perfecto, ahora si me disculpas, voy a ir a mi siguiente clase.
- Bueno, andá.
Me sonrió y se fué mientras cantaba una canción de Queen, era “We are the champions”.
- ¡We are the champions, my friends!, ¡PAM, PAM! ¡and we'll keep on fighting till the end!.
Admito que su actitud me causó gracia. Debo pensar que hacer el sábado, las fiestas no son lo mío, pero si Gilbert Davis iba a estar ahí, puedo reconsiderar mi propuesta.

                                                                           ***

Al llegar a mí casa, me encontré con mi madre agarrándo bolsos. Por mi cabeza pasó la posibilidad de que Adam hubiera tenido otro ataque de taquicardias.
- ¿Qué está pasando?.
- Tu hermano se siente mal e iré a hacerle unos análisis.
- Pero ¿qué tiene?.
- Nada, le duele la panza. Vos tranquilo.
- Bueno.
- Ma, ¿cuándo nos vamos?. - Se agarró la panza y se acercó a la mujer que se encontraba agarrando los bolsos.
- Ahora, mi cielo.
- Cuidate, peque. - Lo despeiné de forma cariñosa.
Después de que ambos salieron dirigiéndose al hospital, me quedé en mi habitación.
Adam de vez en cuándo se iba a hacer análisis al hospital, ya sea por un dolor en el pecho, dolor de panza o por simplemente controlar que esté todo bien.
Ya aprendí a vivir con ese nudo en la garganta por miedo a que algo le pase, sabiendo cómo es él y sus patologías, de un momento a otro puede estar en el borde de la muerte. Aunque estoy acostumbrado, sigue sorprendiéndome, y, hasta a veces, sigo asustándome.
Me da miedo el tan sólo pensar que él puede irse de un momento a otro, recuerdo las noches que he llorado pensando que mi hermano iba a morirse, escuchar a mi madre colapsar por todo el peso, era demasiado.
Aunque por suerte, Adam está lo suficientemente estable como para que no le pase nada.

Recuerdos EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora