Capítulo 22

13 4 0
                                    

Estaba saliendo de casa, había ido a buscar un par de cosas para llevar al hospital, ya que mamá se negaba a salir de ahí sin Adam.
Una vez fuera de casa, me encontré con Lucas Blythe, desearía poder ser invisible algunas veces.
- Marco, ¿qué tal?.
- Hola...
- ¿Cómo estuviste?, ¿por qué no seguiste yendo a la escuela?.
- No me encontraba de ánimos, es todo.
- Bien. - Su mirada se dirigió a la mochila gigante que estaba cargando en mí hombro, quería evitar su próxima pregunta e irme, pero abrió su boca. - ¿A dónde vas?.
- A un lugar, y si me disculpas, debo irme. - Intenté esquivarlo, pero me fué imposible.
- ¿Pasa algo?.
- No, ¿por qué?.
- Me estás hablando mal y no sé el porqué.
- Sólo estoy ocupado y debo irme.
- Bien, dejo de ser pesado. - Su rostro se tornó triste, como un niño pequeño. Admito que esa cara me dió una punzada en el pecho. - Cualquier cosa que necesites, llámame.
Las comisuras de sus labios se elevaron, fingiendo una sonrisa. Lo vi darse la vuelta, tal vez si fuí muy brusco y sin sentido alguno, él me había ayudado en este último tiempo después de todo.
- Espera.
Su mirada se dirigió a mis ojos y se fijó en ellos, no entendí por qué me puse tan nervioso sólo porque me miró.
- ¿Querés acompañarme?.
- No quiero molestarte, no te preocupes.
- Quiero que vengas conmigo. ¡¿QUÉ CARAJO ACABO DE DECIR?!. Noté la reacción de sorpresa en su rostro, lo entiendo, yo también me sorprendí de lo que acababa de decir.
- Por favor. - Agregué.
- Bien, ¿a dónde vamos?. - Se acercó a mí y comenzó a caminar a la par mío.
- Al hospital.
- Bueno.
Me sorprendió su reacción, creí que empezaría con un cuestionario de por qué iríamos hasta allá, pero al parecer no fué así.

                                                                           ***

Fué una caminata bastante agradable, el silencio no era incómodo, sólo era silencio.
Cuándo llegamos, se paró en la puerta del hospital y me quedé observandolo.
- ¿Te vas a quedar ahí?.
- ¿Preferís que entre?.
- ¿Desde cuándo tan caballeroso, Blyhte?.
- Sólo soy educado, es todo, idiota.
Esbocé una sonrisa amigable, y él me la devolvió. Ahí pude notar su perfecto hoyuelo, aún no podía creer que le pertenecía a él, ahora que lo miro con detenimiento, Lucas se ve muy atractivo sonriendo...
¡No!, no pienses esas cosas, tarado.

Al caminar por los pasillos, la mirada de mi madre se fijó en mí y en el apuesto vecino que venía caminando a la par mío. Se veía sorprendida, ella quería a Lucas casi como un hijo, pero desde que dejé de hablar con él, mamá intento no entrometerse.
- ¿Qué tal, Lucas?.
- Bien, ¿y usted?.
- Agotada.
- Acá traje lo que me pediste. - Le entregué la mochila y desvié mi mirada al suelo.
- Gracias. Iré a hablar con la doctora.
Cuándo ella se fué, me senté en los asientos del hospital y Lucas, por supuesto, se sentó a mi lado.
- ¿Por qué no preguntaste el por qué vinimos hasta acá?.
- No es de mi incumbencia. Se notaba que era algo que te incomodaba, y si tuviste la suficiente confianza en mí como para pedirme que te acompañe, al menos voy a tratar de no incomodarte.
Ese característico hoyuelo se hizo presente otra vez.
La actitud de éste chico me sorprende, hace unos cuántos meses me molestaba y ahora se encontraba a mi lado acompañándome en este momento tan difícil para mí.
- Gracias.
- No hay de qué, tonto.

Recuerdos EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora