Capítulo 20

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Los pasillos del hospital me traen tantos recuerdos, no extrañaba este lugar ni la necesidad inconsciente de estar alerta a cada rato.
Mamá y yo estábamos esperando a que algún doctor nos informe sobre la salud de Adam, mi madre recorría los pasillos inquieta, como si el tiempo pasara más rápido así, yo me encontraba sentado frente a ella. Intentaba no colapsar, enterraba mis uñas en mi delicada piel, tratando de transformar el dolor emocional, en dolor físico, pero me era imposible. El dolor era tan grande, sentía una culpa inmensa, si a Adam le llegaba a pasar algo, sería mi culpa.
De repente la doctora que atendía a mi hermano, se acercó a nosotros. Yo con lágrimas en los ojos sin aún haber escuchado lo que la doctora iba a decir y mi madre preguntando insistentemente cómo se encontraba Adam.
- Él está en estado crítico, señora Miller. Por ahora está fuera de peligro, pero su corazón está muy débil y frágil.
- ¿Qué se supone que va a pasar con mi hijo, doctora?.
- Ahora, a esperar a que se estabilice, y cuándo eso pase lo vamos a someter a una cirugía….

Al escuchar esa palabra, me desconecté del mundo, los sonidos a mí alrededor dejaron de escucharse, los recuerdos empezaron a invadir mi mente como balas y mi vista se nubló. Adam tendría que someterse a una cirugía por segunda vez, no sé si su corazón va a aguantar eso, usualmente estas operaciones suelen ser muy delicadas. El nudo en mi garganta seguía ahí, los mareos comenzaron y el pánico se quería hacer presente, pero yo debía mantenerme estable para ser el soporte de mamá, debo ser fuerte por Adam. Esos momentos en los que debes hacerte el fuerte por los demás, cuando por dentro estás destrozado, vas pegando uno por uno los pequeños trozos de cristal de tu corazón, fingiendo que estás bien. Me decían que no está bien fingir estar bien, que no oculte mis sentimientos, pero, ¿Quién va a estar ahí cuándo los demás necesiten ayuda?. Supongo que también lo hago para hacerme creer que soy fuerte, trato de convencerme de que lo soy.
La mente puede beneficiarte o perjudicarte, depende de cómo la uses.

- En este momento no pueden ir a verlo, veremos si mañana está lo suficientemente estable como para que puedan entrar, mientras tanto, intente descansar, señora. Tras acariciar el hombro de mi madre intentando transmitir alivio, la doctora se fué dejándonos con una angustia inexplicable.

Sentir que existe la posibilidad de que no vuelvas a ver a alguien que amas nunca más es un sentimiento devastador, la culpa me carcome por dentro.
- ¡¿Cómo pueden decirme que descanse cuando mi hijo está en el hospital?!.
- La paciencia y la fé pueden ayudar mucho en este tipo de situaciones. - Mi voz sonó bastante firme a pesar de que hace un momento estaba quebrada.
Sin decir nada al respecto, mi madre optó por sentarse y contactarse con alguien mediante su teléfono. Mientras que yo observaba a los doctores que se encontraban rondando por el hospital, hasta que mis ojos se toparon con la puerta que daba a la habitación de Adam, mis ganas por abrir esa puerta son inmensas, pero debía tratar de mantenerme sereno hasta que él se estabilice. Quisiera ser lo suficientemente fuerte…

Recuerdos EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora