Capítulo 17

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Eran las 6:00 a. m. No quería levantarme de la cama, no quería ir a la escuela y toparme con Gilbert, me daban miedo las palabras que fueran a salir de su boca y también de la mía.
Sin tener otra opción, me levanté y comencé a prepararme para dirigirme hacia mi muerte.
- Buenos días. - Esbozó una sonrisa.
- Ajá..
- ¿Qué pasa?.
- Nada, temas míos, peque.
- Bueno.. - Bajó la cabeza.
- ¿Qué te pasa?.
- Nada, sólo me duele un poco el pecho.
- ¿Le comentaste a mamá?.
- Si, iremos este miércoles al hospital, pero igual no es nada, solo es un poco de presión como siempre.
- Bien, cualquier cosa me avisan.
- Sip.
Agarré mi mochila y comencé a caminar, en la trayectoria pensé seriamente en el hecho de no ir a la escuela, pero mi madre se iba a enterar e iba a ser un problema más grande.
Antes de que pudiera pensar en otro plan para no ir, ya me encontraba en la entrada de mi propio cementerio.
Al cruzar los pasillos, sentía las miradas sobre mí, todos hablando a mis espaldas. Cuándo di con el paradero de Gilbert, empecé a dudar de hablar con él, pero me tragué todas mis dudas y abrí la boca.
- Hola.
- Hola..
Al instante que lo saludé, desapareció, se lo notaba alterado, ni siquiera me había mirado a los ojos cuando le hablé.

                                                                           ***

Todo el día de hoy se trató de eso, Gilbert ignorándome. Realmente podría llegar a entender si está enojado, pero, ¿ignorarme?. ¿Por qué haría eso?.

Cuándo la clase de matemáticas terminó, me dirigí hacia el patio, ya no quería seguir intentando hablar con Gilbert.
Intenté ver qué hice mal para que me hiciera esto, hasta que la voz de Lucas me desvió de mis pensamientos.
- Buenas.
- No son muy buenas para
mí. - Me senté a su lado.
- ¿Qué pasó?.
- Nada…
- ¿Tiene que ver con lo que pasó el sábado?.
- Tal vez.
El rubio se quedó observándome unos segundos, parecía que intentaba leerme la mente, y al parecer, así fué.
- ¿Problemas con el niño mimado de Davis?.
- ¿Cómo carajo sabés?. - Miré incrédulo al chico.
- Escuché algo por ahí.
Sentí como mi presión bajó de golpe, ¿todos sabían lo que pasó en la fiesta?, ¿cómo?, ¿Gilbert les había contado?.
- ¿Qué escuchaste exactamente..?.
- No lo sé, todos murmuran, pero el chisme no es lo mío.
No sabía qué pensar, ahora entendía las miradas en los pasillos, ¿pero qué era exactamente lo que murmuraban?.

De repente sentí la necesidad de buscar al pelinegro, quería aclarar mi mente y para eso necesitaba hablar las cosas. Me levanté y volví a entrar al edificio en busca del muchacho mientras Blythe me seguía confundido.
- Che, Marco. - Aumentó su velocidad mientras yo aumentaba la mía. - ¡Esperá!.

Cuándo di con mi objetivo, Lucas dejó de seguirme y todos se enfocaron en nosotros dos, éramos Gilbert Davis y yo, siendo observados por casi media escuela. No sabía por cuál pregunta empezar, realmente eran demasiadas y yo era solo una persona para organizarlas.
Empecé a sentir un nudo en la garganta al intentar hablar, los recuerdos de aquella noche me habían invadido y estaba rezando por no desarmarme frente a toda la escuela.

Recuerdos EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora