No abras la puerta

16.5K 1.9K 1.7K
                                    


—¿Entonces sus libros favoritos suelen ser más filosóficos? —Seokjin está acostado en la cama suave, con su brazo flexionado detrás de su cabeza para apoyarse.

A su lado el Señor Kim estaba en una posición igual pero con ambos brazos detrás de su cabeza. Afortunadamente usaba una camisa de tela ancha y blanca con cuello en v, se veía maravilloso sin aquel traje elegante. La luz de las velas ubicadas en las mesas de noche, sobre pequeños candelabros con un platito adherido creaba sombras cálidas en su maravillosa piel.

—Sí, me gusta analizar bastante el carácter de los licántropos. Después de todo, como líder de la mafia Kim de la Zona Rain, debo aprender a leer a mis enemigos. Esto es un juego de ajedrez, cariño. —Ladeo la cabeza, observandolo con duda unos segundos. —Sabes Jin...—Aquel tono se le hacía más familiar, cálido, como si compartir una conversación en susurros en horas altas de la noche, los hiciera más cercanos, confidentes. —Siempre he pensado que mi beta debía acompañarme siempre en mis reuniones.

Jin sintió cierta duda en su tono, así que se giró, aún con el brazo debajo de su cabeza y miró a Namjoon con cierta incertidumbre. —¿Y ahora?

—Esque... —Namjoon lo observó unos segundos, su mirada contenía cierta molestia ante los pensamientos que Jin desconocía. Levantó uno de sus brazos y lo acercó a su cintura, con cierta posesividad cuando apretó sus dedos. —Contigo es diferente, eres tan joven, hermoso y... Preciado para mi. Yo no quiero que te lastimes. —Suspiro. —Jin, aveces siento que provocas en mi los instintos más salvajes, como si no tuviera raciocinio alguno y fuera de nuevo una bestia como aquellos antepasados que colonizaron la región por primera vez.

Jin se acercó dubitativo pero aún así estiró sus dedos y acarició la tela de la camisa de su alfa. La apretó entre sus dedos mientras escuchaba, sin ser conciente de que Namjoon lo miraba fijamente, grabando en su memoria su perfil, las sombras que danzaban en su cabello haciéndolo parecer aún más suave. Sus cachetes gorditos y rojos y como sin notarlo unía sus labios en casí pucheros mientras pensaba.

Se sintió salvaje, intranquilo porque no podía tener suficiente de aquel sentimiento extraño que le decía que Jin debía quedarse en aquella cama cada noche, que sus dedos debían siempre jugar con su camisa, que su aroma debía flotar en ondas alegres con feromonas tranquilas y relajadas siempre, que jamás debía alejarse de él.

Había tenido problemas para controlar su instinto animal desde la tarde, pues su lobo solitario había estado mucho tiempo como un nómada. La carencia de compañia lo había vuelto receloso y él que se había acercado por primera vez con buenas intenciones y ese adictivo aroma, era su Seokjin.

Su lobo había tomado a Jin como suyo, pertenecía a su familia, le servía, pero era más importante que eso. Se suponía que aquel tipo de interés solo debía darse a los omegas, pero su lobo y él mismo, sentían que Jin debía ser protegido en sus brazos.

Se sentía intranquilo al saber que no había estado en la propiedad tanto tiempo. Que su Jin desconocía muchas cosas y eso lo hacía vulnerable. Que solía decir que podía con todo, siempre tan responsable y erudito, pero tan inconciente en las relaciones humanas. Jin parecía desconocer que había personas malas, que no siempre lo respetarían y que su dedicada devoción y servicio aveces podía llevarlo a las peores situaciones.

—¿Donde están tus padres? —Quiso saber y sonrió de lado cuando Jin observó atentamente un pequeño lobo de peluche que había en la mesa de noche. —Si te gusta es tuyo.

Jin extendió las manos y sostuvo el lobo blanco, acercandolo a su pecho. Había cierto brillo infantil en sus ojos que preocupó unos instantes a Namjoon. Jin se apoyo de nuevo contra su alfa y sonrió. —No lo sé, los betas somos alejados de nuestros parientes por completo. Solo recuerdo que desde los cinco estoy en el clan.

SR. KIM | NAMJIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora