Cuando Seokjin tenía siete años, sus manos recibieron el dolor por primera vez. Eran relámpagos hormigueantes que provocaban estremecimientos en su cuerpo, irradiaban un sentimiento insoportable que pronto tenía su carita llena de lágrimas.
Su primer equivocación fue sentir afecto por un objeto. Un oso, en específico, de felpa y ojos cerrados porque dormía. Era su única posesión que le recordaba que mucho antes de ser entregado al clan beta, había tenido una familia.
Pero esos betas habían sido instruidos para entregarlo al clan beta cuando cumpliera cinco años y como títeres, lo habían hecho. O eso había creído hasta que su padre cuando ya se había alejado, se detuvo abruptamente, apretó sus manos con fuerza mientras su mamá continuaba su camino como si no tuviera mente ni raciocinio, solo un títere regresando a su labor.
Su padre, en cambio, regresó entre todo el tumulto de personas y se agachó. Nadie los miraba, porque no estaba permitido dialogar con otros, pero su padre se arrodilló, lo miró con ojos brillantes y luego estaba abrazandolo, sus dedos se enredaban en sus mechones infantiles y Jin bebió del encuentro, sollozo y apretó sus deditos en la camisa de su papá con tanta fuerza como sus manitos le permitían, quería retenerlo para siempre. Luego su papá giró su rostro y susurró en su oído.
—Jamás voy a olvidarte.
Su papá quería darle algo pero él se negaba a soltar su camisa, si lo hacía se alejaría, se iría y sabía que jamás volvería a verlo. Pero entonces su papá le estaba enseñando algo maravilloso, gordito y de unos veinte centímetros de largo.
Soltó sus dedos de la camisa de su papá y luego tenía en sus manos un oso de felpa. Lo miro fascinado, porque nunca había tenido un juguete, se suponía que solo los alfas y omegas podían tenerlo. Parecía estirar los brazos como si dormitara boca abajo, tenía una sonrisa y era muy suave. Su interior parecía tener pepitas que sonaban como una sonajera cuando se movía.
Cuando subió la mirada su papá no estaba. Abrió la boca listo para gritar pero luego, se encontró en silencio. Durante sus cinco años de infancia, sus padres no habían sido precisamente cariñosos, simplemente habían estado pendientes de su alimentación y luego se iban a sus labores. Aunque si algo podía resaltar, era que su padre cuando estaba con él, de verdad estaba ahí. Le entraba todos sus minutos a él.
Aún así, lo dejaban en casa acompañado de los mayordomos en preparación que estaban en prácticas y cuidaban los betas bebés, aunque esa tampoco era su casa Real sino prestada por el Gobierno del Reino para esas situaciones.
Su casa, la atención de sus padres, el mundo, su alrededor, nada le pertenecía. Así que no podía pedirle a su padre que se quedará, porque no lo haría.
Porque tampoco le pertenecía.
Los primeros días odio el oso porque por su culpa había soltado a su padre, pero con el tiempo se convirtió en el único recuerdo que tenía y lo abrazo todos los días siguientes cuando los niños se dormían en sus camarotes y él, luego de asegurarse que dormían profundamente, lo apretaba contra su pecho.
—Papi.—Cerraba sus ojos con fuerza y mordía sus labios para no llorar. —Te extraño.
Dos años después, cuando todos habían crecido demasiado para sus uniformes de pantalón recto con tirantes y camisa blanca, cambiaron el contenido de sus baúles.
Descubrieron entonces su posesión más valiosa y como su oso creaba un vínculo, no pudo evitar hacer un escándalo cuando quisieron llevárselo.
Su primera lección marcada en su piel. —No debes sentir nada por tu alrededor. —Había dicho su instructor y golpeó sus manos hasta que la regla se quebró.
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SR. KIM | NAMJIN
FanficKim Seokjin es un mayordomo del clan beta y ha sido entrenado durante años para servir a un alfa durante toda su vida. Excepto que no esperaba ser asignado al frío, cruel y sombrío alfa Kim Namjoon. Aquel al que todos los betas temen, aquel que jamá...