De betas y travesuras

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Es un cosquilleo ansioso el que recorre las extremidades de Seokjin ante la expectativa. Es algo nuevo que se desliza por su piel poco a poco y acelera su corazón. No es igual que el temblor desmedido e inmarcesible que experimenta con su amo, pero aún así es intenso e inefable y le produce sudor frio en sus manos.

Quizás esta estresado y ansioso por los pensamientos oscuros que se arremolinan en su mente. Sin embargo, se le suma algo más, un cosquilleo por la espera y el hecho de que verá a sus amigos de nuevo, después de haberse separado un mes entero por primera vez en 15 años.

Abrumado y perdido en sus pensamientos, se encuentra suspendido en el espacio ambedo mientras sus ojos están fijos en las gotas de lluvia que descienden por la ventana y brillan con iridiscencia por los rayos del sol, ahora no más que rocío de una brisa lluviosa pasajera que se termina poco a poco

La idea de que volverá a ver a sus amigos parece desprender algunos capullos de la alexitimia adherida a él y desvanece algunas manchas oscuras grabadas en su espíritu.

Amigos... la palabra sonaba idílica y parecía alejar los sentimientos engentados. ¿Acaso esto significaba extrañar a un ser querido? ¿Era esto el amor por los amigos mencionado por Hoseok?

Seokjin observó la camiseta blanca y suave que utilizaba cuya base estaba metida en un pantalón de tirantes color negro, pero no demasiado costoso o excesivo. Las mangas cortas enseñaban sus brazos de leche para mayor movilidad y los primeros botones sueltos le brindaban oportunidad a las corrientes frías del aire de refrescar su cuello. Escogió unos zapatos más cómodos para sus pies cansados y no utilizaría abrigo.

Alboroto su cabello con algunos mechones fuera de su peinado, se dejó sus aretes y pintó de negro el alrededor de sus ojos con ayuda de Hoseok. Ese era el estilo que le había gustado y después de probarse muchas prendas con Hoseok emocionándose en cada una de ellas, finalmente sentía que de esta forma estaba más cómodo y bonito.

Él omega se iría a su casa porque tenía asuntos pendientes y de eso ya una hora, por lo que había estado nervioso y sólo en la mansión, observando el reloj repetidamente hasta que el arrebol de las nubes desapareció y se marcaba en el reloj las doce del mediodía.

Y como todo beta puntual, los golpecitos en la puerta hicieron eco justo a esa hora. Se acercó nervioso y se sorprendió al notar lo mucho que deseaba verlos. Abrió la puerta y encontró ante sus ojos la maravilla que no sabía cuánto había necesitado.

Su amigo Jeon Jungkook extendió sus brazos y sonrió ampliamente, enseñando sus dientes delanteros un poco más largos al reír y cerrando sus ojos al abrazarlo con fuerza. Su aroma liberando la esencia de la tigridia pavonia que siempre lo envolvía y le era difícil ocultarlo, además cuando se esforzaba por disminuir el aroma, aquel que tenía más oculto, el chocolate con leche aparecía y le daba un aroma tan delicioso.

Tenía por supuesto su traje de mayordomo que consistia en una camisa elegante de color blanco donde el cuello tenia un hermoso broche del que colgaban olanes plisados. En vez de chaqueta utiliza un abrigo oscuro de complicados diseños entrelazados y olanes negros cuyas mangas son regordetas. Parece un vampiro precioso y demuestra el buen gusto en moda de su amo. Su cabello era tan negro como la noche y contaba con pequeñas ondas naturales que cubrían su frente y cejas, cayendo suavemente sobre sus ojos. Sus mejillas eran marcadas y terminaban en una mandíbula marcada que le brindaba un contraste a su aspecto infantil pero no lo suficiente para que sus rasgos etéreos y aniñados se desvanecieran, mientras que sus ojos de ciervo reflejaban las estrellas que su cabello no podía.

SR. KIM | NAMJIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora