Contigo es diferente

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Esa noche, el Señor Kim fue informado de su participación en nombre de su padre para la siguiente reunión de los jefes de las organizaciones criminales.

Inmediatamente, al llegar a la habitación descubrió que Seokjin ya lo sabía. Aveces desconocía como él cachorro estaba enterado de todo, aunque quizás el sobre había sido leído primero por Jin antes de serle entregado, algunos mayordomos se sentían más cómodos revisando todo antes de dárselo a su amo por seguridad.

Por tal razón, suspiro al abrir la puerta de su habitación y encontrarlo preparando sus maletas. Todo estaba perfectamente doblado, parecía un hermoso arte en su maleta con todo tan impolutamente colocado en tonos de colores, secciones y prendas.

Se acercó y rodeó su cintura con sus brazos, entrelazando sus manos en el medio. Las velas prometían una luz titilante y suave a su alrededor, donde lo único que brillaba más era ellos, como si no estuvieran en una habitación sino en el bosque sentados frente a una fogata.

Seokjin se detuvo y se apoyó en el pecho a sus espaldas, respirando profundamente el aroma del Señor Kim como una droga. Colocó sus manos sobre las del Señor Kim y rodeó dos de sus dedos con sus puños. Una sonrisa brotó en los labios regordetes de Namjoon, una  que Jin sintió por el movimiento de su cabello.

—Me voy en dos días, cariño, ¿Por qué haces mi maleta tan pronto?

—No quiero desperdiciar tiempo antes de que se vaya. —Seokjin apretó más sus puños en sus dedos. —Quiero estar con usted.

—Creí que teníamos algo pendiente para esta noche.

Jin asintió.

Namjoon sonrió ampliamente y besó su cuello con un sonido abrupto. Respiró profundamente el aroma del cachorro y froto su mejilla contra la suya. Seokjin giró suavemente el rostro y el alfa notó los labios suaves entre abiertos que estaban listos para ser atesorados.

—¿Me permites detener el tiempo para ti de nuevo?.

Jin lo observó fijamente y asintió, separando su bonita boca a la expectativa con suavidad. Inmediatamente, Namjoon se inclinó y tomó su ambrosía, apretando una mano contra su mejilla mientras la acariciaba entregándole cariño. Fue solo una presión de labios al principio pero luego sus bocas no resistieron y se abrieron a la exploración, al recorrido suave y carente de lujuria. Eran caricias amistosas y luego sonidos húmedos que escaparon en sinfonía a medida que encontraban una sonata que solo ellos conocían.

Después de lo que se sintió como un viaje por los algodones más suaves, Namjoon apoyó su frente en la contraria con una exhalación que parecía borracha.

—Eres lo más hermoso que me ha sucedido en esta vida.

Jin sonrió de lado, una risita brotó de sus labios y Namjoon subió la mirada sorprendido, el sonido era canto de Ángeles en sus orejas, sus pequeñas risitas podrían cambiar al hombre más malo en la faz de la tierra.

—Aveces creo que eres un mago, me has embrujado y no me dejas escapar de ti.

Jin ladeo la cabeza y observó sus manos, curioso, cerrandolas y abriendolas con atención como si fuera cierto. —¿Lo soy?

Namjoon se río con alegría y se sentó en la cama, atrayendolo por la cintura hasta apoyarse en su abdomen y subir la mirada con aspecto atontado.—Y jamás querría alejarme de ti aún si no tuvieras poderes.

—Ohhh.—Jin sonrió con suavidad y asintió. —Yo tampoco quiero alejarme de usted.

—De ti. —Corrigió Namjoon. —No tienes que hablarme con tanta formalidad, no eres ajeno a mi.

SR. KIM | NAMJIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora