Capítulo quince

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—Klaus ¿A dónde me llevas? —Christine se rió levemente mientras el rubio la guiaba por el bosque

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—Klaus ¿A dónde me llevas? —Christine se rió levemente mientras el rubio la guiaba por el bosque.

—Ya lo verás, no seas impaciente —le respondió.

Pararon en un claro del bosque que era iluminado por la luna, aquel era su lugar.

—¿Qué hacemos aquí? —inquirió abrazándose a sí misma debido al frío.

Klaus sacó una caja mediana de madera y puso ahí un trozo de hilo con un dije, que formaban un collar —Pondremos aquí algo valioso para nosotros, y cuando nos casemos volveremos a este lugar y los recuperaremos.

Las mejillas de la chica enrojecieron levemente en la oscuridad —¿Quieres que yo me case contigo?

—No puedo imaginar estar con alguien que no seas tu.

Solo eran dos jóvenes enamorados que no sabían lo que el futuro tenía planeado para ellos

[...]

Caitlin se levantó jadeando, sudaba frío y su corazón latía erráticamente. No sabía de donde venían esas memorias, era como si ella las estuviera viviendo en un lugar muy diferente.

Bajó hasta la cocina y tomó un vaso de agua, los recuerdos de su discusión con Elena la atormentaban.

—¡Dices que eres mi amiga pero me apuñalaste por la espalda!

—Elena, por favor... —para ese punto Caitlin ya estaba al borde de las lágrimas, todas las cosas hirientes que salían de su boca la afectaban.

—¡De no ser por ti, Alaric y mi hermano estarían bien y todos ya estaríamos tranquilos!

—Nunca fue mi intención que algo de esto sucediera.

No se dio cuenta cuando comenzó a sollozar en voz baja, lo estaba perdiendo todo por no haber contado antes lo que le pasaba, sabía que era su culpa, sin embargo, no podía evitar también sentir ira y frustración por la falta de comprensión de parte de las personas que se hacían llamar sus mejores amigos.

Sintió algo frio en su mano y se dio cuenta que el agua había desaparecido para se reemplazada por un vaso con hielo

—¿Caitlin? —la voz adormilada de su madre se hizo presente.

Se quitó las lágrimas del rostro rápidamente y dejó el vaso en el mesón de la cocina.

—Amm... yo solo vine por un vaso de agua, ve a dormir —se excusó con una falsa sonrisa, pero sus ojos aún reflejaban tristeza.

Por esta misma razón Liz no la deja irse —Mi niña ¿Qué está pasando? 

Las lágrimas vuelven a sus ojos por la calidez del tacto maternal —Ya no puedo, mamá.

ɪᴄᴇ sᴘɪʀɪᴛ | ᴋʟᴀᴜs ᴍɪᴋᴀᴇʟsᴏɴ | ᴛᴠᴅ & ᴛᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora