Capítulo nueve

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—Rebekah

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—Rebekah... Es tu hermano mayor —la voz de Klaus hizo eco en la bodega, después del pequeño enfrentamiento con Damon decidió que era hora de ir a ver si su hermana ya había despertado —Sal de donde quiera que estés —canturreó mirando a sus alrededores.

Una mujer rubia apareció frente a Klaus y le clavó la daga en el pecho —Púdrete Nik —gruñó.

Klaus se sacó la daga y la tiró al suelo —No hagas pucheros, sabías que no funcionaría.

—Sí, pero esperaba que te doliera más.

—Entiendo que estés molesta conmigo, Rebekah —le dijo deteniéndola —Así que, lo dejaré pasar solo por esta vez —sonrió —Además, te traje una ofrenda de paz —Klaus señalo la puerta —Puedes pasar.

Stefan entró en el lugar, seguido de Caitlin, comiendo una barra de chocolate.

—Stefan... —murmuró con asombro la original, sin percatarse de la castaña.

Klaus se acerco al vampiro y lo miró a los ojos —Recuerda —ordenó al mismo tiempo que sus pupilas se dilataban.

—Rebekah... —murmuró perplejo acercándose a la mencionada —Te recuerdo —comentó girándose hacia Klaus —Éramos amigos.

—Somos amigos —corrigió el híbrido.

—Ay, que bonitos —Caitlin se limpió una lágrima falsa, haciéndose notar ante la original.

Rebekah se quedó plantada en su lugar, vio a su antigua mejor amiga con nostalgia, recordó la última vez que la vio, siempre habían sido muy unidas.

Klaus se dio cuenta de como su hermana estaba a punto de saltar sobre la castaña y arruinar las cosas, así que la agarró del brazo y la llevó un poco más apartada de los otros dos.

—Es ella, es Christine —susurró la rubia a su hermana, por suerte solo él la pudo escuchar.

—Sí, es ella —confesó Klaus —La encontré hace unos meses, aún no recuerda nada —explicó susurrando —Así que no digas nada que pueda arruinar mi progreso ¿Entendiste?

Rebekah giró su rostro para verla.

Caitlin, al sentir su mirada, la saludó con un movimiento de su mano. Rebekah asintió hacia su hermano, no diría nada.

—¿Ya terminaron de conspirar? —preguntó Caitlin cuando regresaron con ellos.

—No conspirábamos, amor —el híbrido quiso ocultar su verdadera conversación —Solo teníamos una pequeña charla de hermanos —la abrazó por los hombros y ella, al instante, quitó su brazo de ahí.

Rebekah aguantó las ganas de reírse ante el rostro de molestia de su hermano.

—Claro, y yo tengo la vida más normal del mundo —ironizó rodando los ojos.

ɪᴄᴇ sᴘɪʀɪᴛ | ᴋʟᴀᴜs ᴍɪᴋᴀᴇʟsᴏɴ | ᴛᴠᴅ & ᴛᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora