¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Klaus se levantó antes que la castaña y se dirigió a la cocina del hogar de las mujeres Forbes, cuidando que la mayor de éstas no estuviera, Caroline le daba igual, la verdad.
El híbrido sentía que no avanzaba con Caitlin como quisiera, así que decidió que debería hacer algún detalle para ella, y no se le ocurrió nada más que hacer algo que supiera que le gustara a Caitlin, lo cual ya sabía.
Chocolate.
Entonces, empezó a hacer un chocolate caliente, no sabía si eso se tomaba en el desayuno, o si ella lo tomaba en el desayuno. Pero igual lo hizo.
Caroline entró en la cocina, sobando se un ojo mientras bostezaba, por lo que no se dio cuenta de la presencia del original. No fue hasta que terminó de colocar la jarra de la cafetera en su lugar para, prepararse un café, que se quedó perpleja en su lugar y volteo su cabeza lentamente.
—¿Qué haces tú en mi cocina? —Caroline recalcó el "tú" en su frase, dejando en claro su hostilidad.
—Querida Caroline —empezó Klaus, sin voltearse a mirarla y con una sonrisa engreída mientras mezclaba el líquido en la taza —Si no le tuve miedo a la mismísima María, reina de Escocia. No lo harás tú.
—¿Qué tiene que ver la maldita María de Escocia con el hecho de que estés parado en MI cocina y dentro de MI casa y con ropa de dormir? —por más que Caroline apoyara a su hermana con Klaus, éste seguía sin agradar le del todo por lo de Tyler, y también porque acababa de levantarse.
—¿Por qué hablas tan mal de tu predecesora? —cuestionó el híbrido con burla, por fin dignándose a verla a la cara. Care lo miró sin entender —La Reina María Estuardo fue hermana de Caitlin antes que tú.
Caroline abrió su boca y su rostro demostró asombro —E-ese no es el punto.
Klaus rió abiertamente, la situación lo divertía —Tu hermana tuvo un día intenso ayer, y yo solo quería tratar de reconfortarla.
La rubia suspiró, aún le era difícil ver al híbrido como algo más que no fuera el villano que llegó a la vida de su amiga Elena.
Pero su hermana era prioridad, siempre lo sería.
—Mira, solo aguanto tu presencia por Caitlin. Porque si no, hace rato que hubiera llamado a Bonnie para que te saque de mi casa —amenazó la rubia.
—Antes de que hicieras eso, ya te habría roto el cuello —se burló Klaus.
Caroline respiró profundo para tranquilizarse —Mejor lárgate que ya no te soporto, y llévale una de las galletas de ese cajón, te lo agradecerá, créeme.
Klaus se rió y le hizo caso a Caroline antes de irse de la cocina, entró a la habitación en la que había dormido, viendo a su amada acostada boca abajo con un pequeño hilo de saliva saliendo de sus labios.
