Sólo sienten lástima

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Me había levantado muy temprano por la mañana, compartía habitación con Mirabel y ella aún seguía dormida cuando salí de casita, quería apresurarme a terminar mis tareas, luego de ello haría una visita a aquel hermoso lugar al que siempre iba con papá, él nos llevaba a jugar en una especie de cueva pequeña que quedaba un poco alejada del pueblo, solo Mirabel, Camilo, él y yo, éramos muy unidos antes de que se fuera, luego Camilo se alejó de nosotras, en especial de mi, me había dolido demasiado y hasta ahora me seguía doliendo, era con quien mejor me llevaba...

Una idea se cruzó por mi mente, y si lo invitó a ir conmigo, nada asegura que aceptara, pero no pierdo nada con intentarlo.

__: Camilo…planeo ir a esa cueva donde papá nos llevaba antes, ¿vendrías conmigo?- estaba nerviosa, apenas vi su rostro supe que claramente no iba a aceptar.

Camilo: lo siento __, tengo cosas más importantes que hacer.

Y ahí estaba, me había rechazado igual que lo hacía siempre, no entiendo por qué me trata así, por que solo es así conmigo, estaba triste y mis sentimientos eran confusos, lo quería mucho y a la vez lo odiaba por tratarme así, y luego lo justificaba por su comportamiento.

Decidí mejor partir, no había desayunado ese día, casi nunca lo hacía, pero el viaje sería un poco largo, necesitaba energía, pero el estómago se me había revuelto después de pensar en tantas cosas.

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Llevaba ya un rato buscando el camino hacia la cueva, esta tenía una hermosa vista que no había podido apreciar desde hace un tiempo, pero al ser tan olvidadiza terminé perdida, ni siquiera sabía cómo regresar a casa, y entonces pasó lo peor, terminé cayendo por un cerro, me había resbalado, el lado bueno, iba en dirección al pueblo.

Había caído cerca de una de las casas del pueblo pero no me podía levantar, mis brazos y piernas estaban llenos de rasguños y cortes un poco profundos, me había golpeado un poco la cabeza en una roca, me dolía bastante el cuerpo y lo único que podía hacer era quejarme, para mi suerte me encontraron y me llevaron a casa.

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Abuela Alma: ¿pero cómo se te ocurre subir por ese cerro?, no se que te pasa por la cabeza, que van a pensar de nosotros en el pueblo, que no cuidamos bien de ti.

La abuela me estaba regañando muy feo, llevaba rato así y todos miraban sin decir nada, parecía que a nadie le importaba, en esta casa siempre era así, solo pude mirar el piso enojada, no había nada que pudiera hacer, o al menos no que me atreviera, ella se preocupaba por lo que pensara el pueblo pero nunca por mí, odiaba esto.

La tía julieta quiso curarme con su comida, pero no tenía nada de hambre y tampoco me sentía merecedora de comer, me negué y como pude me fui de ahí, ellos no hicieron nada por detenerme y yo no quería su lástima, quería su cariño pero estaba claro que no lo conseguiría.

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La hora de la cena ya había pasado y yo no había comido, nadie se había preocupado siquiera por decirme que bajara a comer, solo Mirabel, pero yo no quería ver a los Madrigal.

Mira entró con un plato de comida a la habitación, sabía que no me dejaría hasta que comiera por lo menos la mitad, ella se encargaba de que yo no muriera por no alimentarme.

Mirabel: ¡__!, vamos levántate a comer algo, ¿sí?, sabes que no es bueno irse a la cama sin haber comido antes, y tu no has comido nada en todo el día.

__: está bien, ahora que lo dices tengo un poco de hambre.

Mirabel era la única de la familia que me trataba bien, ella era la persona en qué más podía confiar y estaba feliz de tenerla conmigo.

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Nunca había hecho algo como esto, se me ocurrió esta idea y dije por qué no, no creo que alguien vaya a leer esta historia pero igual la dejare por aqui, tal vez la continúe.

La hija de Bruno Madrigal (Camilo Madrigal y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora