VII: "Adaptándose a los primeros cambios"

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Definitivamente las hormonas fueron algo que los cachorros odiaron desde el primer momento. 

—Juro que nunca voy a embarazarme —suspiró Apolo en la tranquilidad de su habitación. 

—Creí que querías muchos cachorros —Ares se acostó a su lado riendo por el comentario. 

—Todavía los quiero pero no pienso pasar por lo de mamá... las náuseas, los cambios de humor, perder mi bello cuerpo —enumeró con sus diminutos deditos. 

Louis había estado sufriendo los primeros cambios, gritando a quien se interpusiera en su camino, llorando sin razón o riendo a carcajadas; y sus tres hijos, que nunca antes habían vivido un embarazo tan de cerca, se volvieron prácticamente locos. 

—¡Niños! ¿qué les dije sobre las mochilas en la sala? —bramó furioso el omega mayor— ¿olvidamos construir sus habitaciones?

—Dios, ayúdanos —murmuró Ares antes de levantarse, fingir su más hermosa sonrisa y bajar a resolver lo que sea que estuviese molestando a su madre embarazado. 

Harry sonrió desde el sofá intentando apaciguar las cosas mientras se acercaba hasta donde estaba su omega y apoyaba ambas manos en los tensos hombros. 

—Cariño, ¿por qué no vamos y te preparo un té para que te relajes un poco?

—¡¿A caso me veo alterado?! —si las miradas mataran, Harry lo estaría hace tiempo. 

—No amor, para nada, pero necesitas descansar.

Louis se dejó guiar al sofá y tomó la taza que esperaba por él. Minutos después soltaba pequeños sollozos. Harry lo abrazó contra su pecho siseando palabras amorosas a su oído. 

—No tendría que haberle gritado a los niños... no sé que me pasa, es decir sí sé pero de igual forma... —hipaba Louis en su hombro.

—Tranquilo amor, lo comprenderán. 

En ese momento Ares bajaba la escalera y al ver la escena frente a sus ojos quiso escapar. Cerró sus ojos con fuerza cuando su madre notó su presencia y fingiendo una sonrisa se aceró a él. 

—¿Crees que soy una mala madre? —inquirió con su nariz colorada por el llanto. 

—Claro que no, eres el mejor. 

Ares besó su mejilla antes de sentarse junto a ellos y acariciar el vientre de casi ocho semanas. Louis sonrió ante los mimos que recibía mientras subía más su camisa.

—Decidí que voy a trabajar hasta las trece semanas, después sacaré la licencia por maternidad— dijo Louis. 

—¿Trece semanas son... —Ares odiaba que su madre hablara en semanas y no en meses. 

—Tres meses, ahí se completa el primer trimestre —aclaró Harry— de acuerdo, omega, lo que tú decidas por mi esta bien. Siempre y cuando te sientas cómodo y el cachorro esté bien. 

—¿Tú trabajaras todo el embarazo, papá? —inquirió Ares hipnotizado por la tersa piel de su madre.

—Voy a pedir licencia en la universidad a partir de los cinco meses y continuaré en el hospital hasta los seis. Después de eso me dedicaré a cuidar a tu madre y mimarlo mucho. 

Ares sonrió ante el brillo que su madre empezaba a desprender por el embarazo, la verdad era que no podía esperar para verlo con su enorme vientre hinchado. 

—Bueno... voy a seguir con mi proyecto de arte —besó las mejillas de ambos— si me necesitan para algo solo griten. 

En ese momento, Atenea llegaba del jardín con Rose colgada de su brazo, ambas riendo y con algo de césped en sus cabellos. 

¿Se agranda la familia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora