XVI: "Orgullo"

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Ares parecía león enjaulado dentro de su propia habitación, la que para este punto había pasado a más bien ser un taller de arte ya que compartían la de Apolo.

Los nervios brotaban por sus poros sin ser totalmente consciente, quiso creer que no estarían así pero se ve que no era demasiado bueno para controlarse a si mismo.

—Uh, cachorro... ¿todo bien? —la nariz de Louis se arrugó de una forma graciosa frente a la sobrecarga de feromonas que rondaban en el pequeño espacio.

—Estoy nervioso —murmuró Ares mientras mordía la uña de su dedo pulgar arruinando el fino esmaltado que Apolo le había hecho en la mañana, porque sí, toda la familia tuvo que someterse a ser modelos para el curso que el diminuto omega estaba tomando.

—Los nervios son completamente normales en una situación como esta pequeño alfa, pero no puedes dejar que te dominen y terminen por arruinarte la bonita velada —Louis lo obligó a tomar asiento a un lado ya que su embarazo de 6 meses comenzaba a molestar en su espalda— recuerda que todo esto no es más que un reconocimiento a todo tu esfuerzo y talento.

Ares apoyó la cabeza en el hombro de su mamá mientras acariciaba el vientre prominente. 

—Lo sé pero tengo miedo de que a nadie le gusten mis obras y reciban criticas espantosas.

—Mírame, cachorro —Ares fijo la mirada en los serenos ojos celestes— en la vida recibirás criticas por absolutamente todo, debes confiar en lo que eres capaz, las buenas críticas llegarán luego. Y a las personas que no hacen más que reflejar sus inseguridades en ti solo limitate a ignorarlas, no merecen tu energía. No dejes que apaguen tu brillo.

Una solitaria lágrima escapó de uno de los ojos del alfa antes de abrazar con fuerza a su madre, ese hombre que había estado a su lado en todo momento, él que lo defendería frente a cualquier cosa.

—Gracias... —murmuró a la vez que se llenaba del aroma a lavanda que ahora contaba con diminutas notas azucaradas por el embarazo.

—Siempre estaré para ti, cachorro. Confío en cada uno de ustedes —Louis besó su mejilla— ahora termina de prepararte o llegaremos tarde.

Ares cambió su camisa un par de veces más cuando su madre abandonó la habitación y roció perfume en sus muñecas.

En la sala de estar, toda la familia aguardaba por él, incluso Rose tomaba la mano de Atenea. Ares estaba feliz por su hermana y su novia, al fin y al cabo el amor se trataba de luchar.

—¿Estás listo? —Harry acomodó un cabello que se había soltado del peinado de su hijo.

—Todo listo, las obras ya deberían de estar colocadas en sus respectivos lugares.

Ares terminó de bajar la escalera y tomó la mano de Apolo, quién dejó un tierno beso en su mejilla antes de dirigirlos al auto.

Habían acordado que Harry y Louis irían en uno para que el omega estuviera un poco más cómodo, y ellos cuatro en otro el cual Atenea conduciría.

El joven alfa no había dejado de morder sus uñas en todo el camino ganándose una reprimenda por parte de Apolo. 

Tardó más de lo esperado en abandonar el auto, incluso más cuando empezó a notar la cantidad de gente que ingresaba a la galería. Se desmayaría en cualquier momento, pero cuando su muy embarazado madre tocó la ventana con sus nudillos y le sonrió no tuvo más remedio que salir y aferrarse a ellos.

En familia ingresaron al lugar pero tuvieron que separarse cuando el director de la academia llamó a todos los estudiantes y les solicitó que se acercaran a sus obras para introducirlas.

¿Se agranda la familia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora