Extra 2: Ares y Elena

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La vio parada desde lejos, contemplando uno de los tantos cuadros de su última exposición.

Cree nunca haber visto una mujer más hermosa en su vida. La sedosa cabellera pelirroja caía con gracia en pequeño bucles. Su figura esbelta, recubierta de un pequeño vestido blanco con florcitas y aspecto cuidado.

Al estar de espaldas a él no podía apreciarla completamente pero su dulce aroma a jazmín gritaba a leguas que se trataba de una omega.

Se sintió tirar hacia ella, algo dentro suyo rasgaba y rogaba por acercarse y ¿quién era él para negarle al destino lo que anhelaba?

Caminó a paso lento hasta posicionarse a una distancia aproximada de medio metro. Solo un par de personas más vagaban por lo que el común bullicio, ahora eran más bien suaves charlas.

—Es realmente bonita—dijo Ares señalando el cuadro que le había costado días acabar.

Su garganta se secó y corazón aceleró cuando sintió como la chica murmuraba algo para luego girar su rostro. De frente era incluso más angelical de lo que podría haber imaginado.

Grandes ojos verdes lo escrutaron, le sonrió dejando a la vista una hilera de perlas y Ares creyó que de verdad ese sería su fin.

—No creo que sea la gran cosa —se encogió de hombros luego de la declaración— me gustaría saber quién la pintó para recomendarle un par de técnicas.

Ella rio levemente pero enmudeció al instante cuando Ares se giró y estiró una de sus manos entre ambos cuerpos.

—Encantado de escuchar esos consejos. Soy Ares Styles-Tomlinson, autor de esta pintura y todas las demás en la sala.

La omega pareció querer que la tierra la tragara, su aroma se intensificó y sus mejillas pecosas parecieron querer competir con el rojo de su cabello.

—¡Lo siento tanto! no quise decir eso... —estrujaba un anillo en su dedo en forma de girasol— ¡no es que este menospreciado tu trabajo! solo que a veces hago comentarios fuera de lugar y mi cerebro no suele filtrar las cosas. Mi humor es algo ácido y...

Ares rio en alto. Le generaba tanta ternura la divagación de la chica y claro está que no había sentido ofensa alguna por el comentario, peores cosas había oído a lo largo de su carrera...

—Tranquila... no me molestaría recibir los comentarios de todas formas —Ares la paró con cortesía apreciando las mejillas de la chica adoptar dos tonos más obscuros.

—No creo que pueda enseñarte nada, apenas pinto por hobbie.

Por fin conectaron sus miradas, ambos tonos claros entrelazandose y creando fricción en sus almas. Algo muy profundo en el pecho del alfa tiró, incluso sintió su alfa jadear desesperado.

—Cuando quieras puedes encontrarme por aquí... —Ares se frenó al darse cuenta de que no tenía conocimiento del nombre de la mujer.

—Elena, mi nombre es Elena —la omega pelirroja estrujó uno de sus mechones entre sus dedos.

—Bien, Elena —el alfa le sonrió— tienes pase libre al museo cuando gustes, puedes darme todos los consejos que se te ocurran.

—Muchas gracias —rio con nerviosismo— espero verte pronto.

Dicho eso, la omega se dio media vuelta y se fue con su melena balancenadose detrás de ella. Ares quiso seguirla, rogarle que se quedara o que vaya a su departamento, pero la verdad era que lo que menos quería era quedar como un acosador.

¿Sería ella la persona que sus padres tanto le decían que en algún momento se encontraría? ¿Sería su destinada?

Apolo definitivamente iba a matarlo cuando se enterara que la había dejado ir sin siquiera pedirle su número de teléfono.

¿Se agranda la familia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora