7 años después...
—Artemisa, mi amor, apúrate o llegarás tarde —Louis llamó a su hija mientras revolvía algo en una sartén.
Una niña de largas trenzas castañas y enormes ojos verdes llegó sonriente a su lado.
—¡Mira, mamá! se me cayó un diente —Artemisa pasaba la punta de su lengua por un agujerito.
—¡Que bueno! debemos dejarlo debajo de la almohada para que el ratoncito de los dientes te traiga dinero.
Artemisa rio en alto antes de sentarse en uno de los lugares de la isla. Harry llegó acomodándose la camisa, besó la frente de su omega y se sentó al lado de su hija.
—¿Terminaste tu discurso, bebé? —Harry inquirió mientras bebía un sorbo de su café.
—Sí, papi. Es el mejor discurso de todos.
—No lo dudo, ten por seguro que estaremos ahí para oírte.
La cosa estaba en que la pequeña Artemisa, de ahora 8 años, ya estaba en segundo grado de primaria y tenía una tarea sumamente importante, debía escribir sobre su familia para leerlo en un acto escolar. Sus hermanos quisieron ayudarla pero ella se negó, quería que fuera una sorpresa.
—Despidete de mamá, bebé.
—¡Adiós, mami! nos vemos en un rato —Louis se agachó para que su hija besara su mejilla.
—Adiós, cachorrita. Nos vemos en el acto.
—Nos vemos luego, mi amor —-Harry besó sus labios por varios segundos y se retiró con una sonrisa.
—Que tengan un bonito día, los alcanzó en la escuela.
Padre e hija se fueron de la mano y Louis se quedó solo. Mientras ordenaba todo lo que habían utilizado en el desayuno le llegó una nostalgia repentina. Sus hijos mayores se habían ido de la casa hace tiempo. Ares había encontrado un bonito departamento en el centro de Londres y viajaba con frecuencia a diferentes partes del mundo para exponer sus obras.
Por otro lado, Apolo se había ido a vivir con Evan a una espaciosa casa un tanto alejada de la ciudad. Hace tiempo que el alfa había sido introducido a la familia y la verdad era que a todos le había parecido muy dulce. Estaban hablando de enlazarse pronto pero Apolo primero quería obtener un poco más de reconocimiento como abogado antes. Se amaban y eso era lo importante.
Atenea continuaba estudiando su especialización en neurocirugía. Se había graduado con honores de la universidad haciendo a sus padres llorar de orgullo. No había vuelto a presentar a ninguna pareja pero así estaba bien, quería concentrarse en sus estudios y trabajo.
Todos sus cachorritos habían triunfado y Louis era el más feliz de todos, aunque en el fondo extrañaba tenerlos en casa correteando y gritando. Ahora solo estaba Artemisa, quien se encargaba de que sus hermanos cumplieran cada uno de sus caprichos a toda hora y satisfacer los enojos diarios que sus padres antes lidiaban con los tres cachorros mayores.
Se apuró a bañarse y cambiarse para después tomar las llaves del auto y conducir hasta la escuela de Artemisa. Demasiados padres aguardaban en la puerta para ingresar y el lobo de Louis se llenó de orgullo al saber que su niña había sido la seleccionada para leer su discurso en frente de todos ellos.
—¡Pequeño! —Harry llegó con sus rizos desordenados por el viento. Le sonrió con sus hoyuelos marcados antes de tomar su cintura y besar castamente sus labios.
—Alfa, ¿los niños ya llegaron? —inquirió.
—Ares y Atenea sí, todavía faltan Apolo y Evan. ¿Entramos?
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¿Se agranda la familia?
Fanfiction¿Qué sucederá cuando la familia Styles-Tomlinson se vea patas para arriba por la posible llegada de un nuevo integrante? Cada uno deberá introducirse en un mar de emociones, cambios y modificaciones que dejará un sin fin de alteraciones a su paso. A...