—No quiero que te vayas... —Apollo sollozó levemente sobre el pecho de su hermano.
—Debo hacerlo, solo de esa forma me concederán la beca. Pero no te desanimes, estaré a solo una llamada de distancia y el campus queda a una hora de aquí, puedes ir a visitarme o yo vendré.
La cosa estaba en que en un par de semanas Ares debía abandonar la casa que lo había visto crecer para emprender camino hacia una nueva etapa. Por lo tanto, había comenzado a empacar sus cosas y poco a poco la habitación compartida se iba vaciando.
Apolo había estado con los ánimos bajos desde ese momento pero hoy fue el día en que todo se derrumbó por completo.
—Ya no llores... nadie ocupará nunca tu lugar, además ahora tienes a Evan para que te haga compañía—Ares lo estrechó mejor contra su pecho mientras lo marcaba con su aroma.
Los ojitos de Apolo lo miraron fijamente antes de que una sonrisa temblante se posara entre sus labios.
—Evan nunca podría ocupar tu lugar pero es verdad que empiezo a quererlo mucho. ¿Me prometes igualmente que no te olvidarás de mí? —murmuró apenas.
—¡Pero claro que no! es más... cuando vayas al campus a visitarme te presumiré frente a todos.
Continuaron charlando unos minutos más hasta que el llanto del omega se vio apaciguado del todo. Esta vez, se pusieron juntos a terminar de acomodar las cosas de Ares. Debía enviarlas por lo menos una semana antes para que sean depositadas en la habitación correspondiente.
Por otro lado, el que andaba igual o incluso peor de inconsolable era Louis. El omega no había podido aceptar todavía la idea de que sus bebés pronto dejarían el nido para poder crear el suyo propio. No estaba listo.
Por lo que en la habitación continua, un alfa de rizos consolaba sobre su propio pecho a un pequeño omega sollozante.
—¡Pero es mi bebé, alfa! —Louis limpiaba su nariz con el dorso de su mano.
—Lo sé, amor, y también el mío pero debemos dejarlos crecer. Es el sueño de Ares.
Louis asintió a esto. Nunca se interpondría en los sueños de sus hijos.
—¿Estás mejor? —Harry se atrevió a preguntar una vez que sintió el lazo más calmado.
Louis asintió apenas antes de ponerse de pie, besar a su alfa confundido, y salir de la habitación. Él también estaba decidido a preparar las cosas para su hijo.
Sin embargo, había llegado demasiado tarde. Ares y Apolo ya habían empacado casi todo, y lo que más lo entristeció era que ya no necesitaban su ayuda.
Su consuelo en ese momento era saber que su hijo alfa iría a triunfar, que Atenea y Apolo se quedarían en casa pero que de igual manera serían dos profesionales increíbles, y que todavía le quedaba una pequeña bebita a la cual enseñarle el mundo.
Hablando de su pequeña bebita de ahora 7 meses, había comenzado a emitir pequeñas sílabas incluso casi palabras, y había aprendido a gatear por lo que se encontraba todo el tiempo en el suelo.
—¡Má! —chilló emocionada cuando lo interceptó en el medio del pasillo.
Louis se agachó y la tomó en brazos en un ágil movimiento. Besó sus mejillas y se deleitó con las risitas.
—¡Má, má, má...! —repetía una y otra vez Artemisa.
—Sí, mi amor, yo soy tu mamá.
—¡Adi! —señaló detrás de Louis y pronto Apolo apareció en su campo de visión.
Para Artemisa era sumamente complejo cada nombre o apodo de sus hermanos, por lo que por ahora, Apolo era Adi, Ares era Ae, y Atenea era Ea. Sus hermanos se derritieron de amor la primera vez que la oyeron.
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¿Se agranda la familia?
Fiksi Penggemar¿Qué sucederá cuando la familia Styles-Tomlinson se vea patas para arriba por la posible llegada de un nuevo integrante? Cada uno deberá introducirse en un mar de emociones, cambios y modificaciones que dejará un sin fin de alteraciones a su paso. A...