Un par de semanas habían transcurrido desde que Artemisa había llegado a la vida. Todo se desarrolló bastante bien, y por ahora las cosas seguían su curso.
Atenea ya había finalizado su segundo año de universidad favorablemente, sus notas eran altas y sus ganas de continuar solo crecían más y más.
Ares y Apolo habían acabado la escuela secundaria con buenos promedios y en unas semanas más se realizaría su graduación, por lo que ambos estaban emocionados por vestir la típica toga y birretes.
El alfa ya había realizado su entrevista para el Royal College, la cual había salido exitosa y el próximo año tenía una plaza asegurada. Lo malo era que debía mudarse a las instalaciones de la institución para que la beca sea completa. Louis había llorado por horas cuando se enteró pero al final se limpió las lágrimas y le sonrió a su hijo asegurándole que siempre tendría su apoyo.
Por otro lado, Apolo todavía no había revelado la carrera que continuaría estudiando. Nadie le cuestionaba ya que se notaba a leguas que el omega estaba entrando en una especie de crisis al no tener definido su futuro.
Ya no hablaba tanto como antes, se la pasaba con Artemisa, la única que no buscaba sonsacarle información, o encerrado en su habitación; por lo que esa tarde cuando un golpecito detrás de la puerta de la habitación de Louis resonó, este se extrañó.
—Mami, ¿estás muy ocupado? —Apolo asomó su cabellera castaña y ojitos tristes.
—Estaba terminando de darle el pecho a Artemisa... ¿sucede algo?
Louis frunció el ceño ante el aroma preocupado de su hijo, todo en el gritaba ansiedad y nerviosismo y para nada le gustaba verlo así. Su pequeño ya tenía ojeras pronunciadas debajo de sus bellos ojos cristalinos, su cabello había perdido un poco de brillo y sus deditos estaban más flacos por los nervios.
—No... yo... puedo volver más tarde si estás con la bebé —Apolo desvió su mirada al suelo.
—Claro que no, enseguida se duerme. Ven, mi cachorrito.
Ingresó un tanto titubeante, cerró la puerta detrás de si, a pesar de que solo eran ellos tres en la casa porque los alfas se habían ido al supermercado, y tomó asiento a un lado de Louis.
Acarició entre sus dedos los pequeños piecitos de su hermana y sonrió con cariño. No quería molestar a su madre con sus problemas cuando él estaba tan desgastado por el cuidado de una recién nacida. Extrañaba a su mamá Lou de antes, corriendo y saltando por todos lados, ahora vivía cansado y con sus energías drenadas. Para nada estaba deseando que su hermana no estuviera o algo por el estilo, solo que un sentimiento extraño se apoderaba de él al sentirse tan desplazado.
Veía como su hermana y hermano continuaban con su estrecha relación con sus padres, Atenea con Harry y Ares con Louis, y el solo se sentía un punto al costado.
Suspiró en alto antes de recostar su cabeza sobre el regazo de su mamá y llenarse con el aroma de la lavanda, ese que tanto le recordaba a casa.
—¿Qué te sucede, mi vida? —murmuró Louis una vez que había dejado a Artemisa a un lado sobre el nido con almohadas rodeando su cuerpo— no puedo leer tu mente pero si estoy seguro de que algo tienes, mi lobo me lo dice.
—Yo... no sé bien que siento —Apolo contuvo las ganas de llorar— me duele el pecho y por momentos me angustio demasiado... me siento presionado y tengo tanto miedo a fracasar.
Louis se sintió contagiado por la tristeza de su hijo, en seguida su instinto le dijo que lo marcara con su aroma y eso hizo.
—Vamos por partes... ¿qué te angustia?
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¿Se agranda la familia?
Fanfiction¿Qué sucederá cuando la familia Styles-Tomlinson se vea patas para arriba por la posible llegada de un nuevo integrante? Cada uno deberá introducirse en un mar de emociones, cambios y modificaciones que dejará un sin fin de alteraciones a su paso. A...