6 Oceano - Priscilla Alcantara

76 14 16
                                    




– Vamos, duerme un rato, cabeza hueca. Necesitas descansar– murmuró una vocecita. La misma se encargaba de masajear su cuero cabelludo encargándose de esparcir bien el shampoo. Hizo una mueca cuando una vez más, la mirada de su mayor estaba perdida en el agua. Luchó mucho para que accediera a dejar que lo bañara, su Yoonie estaba tan descuidado que algo de barba comenzaba a asomarse, su cabello estaba más largo de lo usual, y su carita pálida, ojerosa y enferma no ayudaba en que su aspecto mejorara. Así que una vez que entró a la casa de Yoongi, se dijo a sí mismo que mejoraría su aspecto.

Lo bañaría, le cortaría el cabello, lo afeitaría y lo pondría tan bonito como su Yoonie siempre solía estarlo.

Inhaló temblorosamente, conteniendo las ganas de llorar. Con mucho cuidado afeitó a su ido mejor amigo, quien se dejaba manipular como un muñeco sin vida. Jungkook sabía que no estaba tan lejos de ello. Tomó las tijeras y gracias a que su cabello se encontraba mojado, cortó hasta que estuvo satisfecho con el resultado. Casi volvía a parecer el Yoongi de hace dos meses atrás. Solo, esperaba con todas sus fuerzas a que las ojeras debajo de sus ojitos desaparecieran, y que volviese aquel rosado natural de sus mejillas.

A Jungkook le abrumaba el silencio. Y en esos dos meses, ha sido lo único que ha escuchado. Un espeso y doloroso silencio que no eran llenados de risas o chistes malos. Incluso extrañaba aquellas bromas con que Yoongi siempre lo molestaba. Extrañaba a su cabeza hueca. Al chico que supo cuidarlo desde que él tenía siete años. Y a pesar del dolor, de la soledad de su corazón, se sentía aliviado de que por primera vez sentía que podía hacer algo por su Yoongi.

Tarareó una melodía, mientras que con el agua ayudaba a quitar aquellos restos de cabello que se habían quedado en los hombros de su amigo una vez que los cortó, limpiando con una delicadeza, que a pesar de su apariencia ruda, siempre lo ha caracterizado. Un jadeo llamó su atención.

– ¿Qué sucede, Yoon?

– S-sigue...

– ¿Hmm?

– Sigue... sigue c-cantando... ¿Puedes? – preguntó en un susurro lastimero. El menor cerró los ojos con fuerza cuando se dio cuenta de la melodía que estaba tarareando. Era un idiota– Koo, por favor...

– Lo haré... pero quiero que recuerdes cosas bonitas... ¿Me lo prometes?

– K-koo– llamó su nombre en un quejido. Jungkook quería llorar, pero no dejaría que su mayor se lastimara, su ejemplo a seguir por años se derrumbara de esa manera en frente de él otra vez.

– Promételo, Yoonie, cabeza hueca.

– Lo... l-lo prometo.

Una vez que aquel hilo de voz salió miró como su mayor jugaba con el agua, perdiéndose entre sus recuerdos, dejó que su voz inundara aquel baño en donde ambos se encontraban. Nunca se mostró orgulloso al cantar, le avergonzaba hacerlo, pero con Yoongi todo había sido diferente, siempre terminaba cantando para él.

Entrei no seu oceano sem duvidar

Não tinha nada aqui fora pra me fazer voltar

Já estamos tão longe de casa

No raso não se encontra nada

Mas se tivermos um ao outro

Jamais vamos afogar

Você é o meu mar...

Le costó aprender aquella canción. Un idioma que desconocía era muy difícil de aprender. Pero lo hizo por él. Lo hizo por su Yoongi, por su cabeza hueca. Porque esa canción...

Once Besos - Jinsu*/Completa/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora