Once Besos - Jinsu*/Completa/

14: Moon - SeokJin:

Ah, ¿Creían que era un nuevo capítulo? Lo lamento, mis lindos terrícolas, pero esto no es un capítulo, xd.

Decidí hacer este apartado, porque más allá de darles un agradecimiento, también quiero hacerle una despedida digna a esta historia, una historia que tuvo en peso tan grande en mi corazón, y puede que en el de muchos. Además, que también quiero hacer un regalo.

Hoy, 28 de Marzo del 2022, la obsesión de los asiáticos da por fin culminada esta aventura. Esta aventura llamada 'Once Besos', una aventura en donde lloré, reí y me curé al escribirla. Quizá para ustedes significó lo mismo, quizá esta historia logró llegarte, te hizo sonreír, te hizo reír o te hizo llorar, quizá te hizo reflexionar. Pero, en verdad, gracias a esta historia aprendí.

Aprendí de mí, de todos, y de la vida. Esta historia me curó y me acompañó a lo largo de un mes que fue de gran conflicto tanto en mi vida, como en el abismo interminable que existe dentro de mí. No sé si resulta irónico que la mayoría de las historias que me atrevo a escribir y completar las he hecho en la madrugada en mi peor momento. Ese momento en donde la obsesión de los asiáticos se da la oportunidad de ser ella misma y de sentarse a reclamarse cada uno de sus defectos. Pues, esta historia nació de allí. En uno de esos derrumbes al alba. Aprendí de cada uno de mis personajes y, aprendí que todo, todo iba a pasar... todo iba a sanar algún día. Mezclar el amor con la ansiedad, la soledad con la felicidad. En verdad, hasta hoy sigo creyendo fielmente que mi mejor decisión fue desahogarme con unos audífonos y un teclado delante del computador, junto a una hoja en blanco lista y preparada para plasmar aquello que me atormentaba.

Fue mi cura, fue mi escape y salvación. Me vi en Yoongi muchas veces a lo largo de la historia, en verdad. Al igual que en ocasiones me sentí en la piel de sus mejores amigos. Fue duro, pero complaciente enfrentar mis emociones de esta manera.

Sin duda alguna, no tengo palabras para definirlo.

Así que, a ti, quien está leyendo esto detrás de una pantalla. Gracias. Gracias, por simplemente darle tan siquiera una minúscula oportunidad a mi historia, a mis emociones. Algo que sin duda resulta muy gratificante. Y no, no es para obtener votos, vistas y fama... claro que no. Solo que... esto para mí es una terapia, lo necesito, porque esto es una sesión de terapia para mí. Y comencé a escribir fue para escapar de mi vida, de la soledad que siento y que me persigue en cada oportunidad, a pesar de estar rodeada de personas. Por lo tanto, les doy las gracias, por simplemente llenarse de mis sentimientos, por leerlos y acompañarlos. Por sentirlos. En verdad, se los agradezco. Tanto a los pocos que me acompañaron una vez que esto inició, como a los que quizá vendrán con el tiempo.

Porque siento que, al igual que yo, también existe alguien en este mundo que se siente de la misma manera, y poder a ayudar a personas con mis experiencias y con lo que escribo, es el mejor regalo que puedo obtener. Por lo menos, si logro sacar una sonrisa con las ocurrencias de mis personajes, es el mejor regalo. En verdad, se los agradezco. Quiero que sepan que tienen mi cariño y agradecimiento, así como también el de mis personajes.

¡Okey! Aprovecharé este preciso momento para hacer un regalo, quiero también agradecerle a una persona en específico. Y lo hago ahora, porque no sé si estaré a su lado en este preciso momento. Es decir, siendo las doce de la noche, la fecha marcando un 28 de marzo, día en donde no solo nació nuestro poderosísimo Jackson Wang (porque es un bebé que también celebramos hoy uwu) sino que también nació... lo que desde el fondo de mi corazón considero el mejor regalo que mis desgracias pudieron traer.

Dicen que todo ocurre por causalidad y no por casualidad.

Así que estaba predicho el día en donde llegué al mismo lugar en donde ella estudiaba. Estaba predicho que tuviéramos un amigo en común que terminaría por presentarnos. Estaba predicho que compartiésemos cortas palabras cuando estabas con ese amigo. Estaba predicho que él te contara tanto, tanto de mí que despertara una inmensa curiosidad en ti.