11

53 11 0
                                    

𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲

—¡Harley! —exclamó cuando lo sacó a rastras de la iglesia junto con los demás. —¡La celebración!

—Nadie espera que estemos ahí.

Por el otro lado, tal vez era lo mejor. Después de varios pasos, cerró los ojos y se aferró a la espalda de Harley y se relajó, seguiría adelante con lo que habían planeado los chicos.

No hiperventilaría. No hiperventilaría.

Solo debía acostarse, ¿cierto?

...

...

¿A quién demonios quería engañar?

Sí era algo del otro mundo y algo jodidamente grande. Pero se había dicho a si mismo que lo haría esta noche y estaba decidido a cumplir su promesa.

Abrió los ojos de nuevo y levantó la cabeza para encontrarse con que casi llegaban a casa.

—¡Bájame!

—Está bien, está bien —dijo el rubio poniéndolo en el suelo. La respiración de Harry se aceleró.

Dios. ¿Había tomado la mejor decisión? ¿Estaba haciendo lo correcto? ¿O era una insensatez estar aquí, en este dormitorio, entregándose a estos alfas?

De acuerdo, sí, definitivamente era una locura, pero no significaba que era una mala decisión.

No esperaba que Jason lo lanzara a la cama sin más. No importa lo bueno que estuviese, no parecía ser el rey de la sutileza. Pero fue sorprendentemente tierno al apoyar una rodilla en la cama y acostarlo en el centro del colchón.

—Eres lo más hermoso que jamás haya visto —susurró con un tono de voz bajo y ronco que nunca le había escuchado.

Y luego, antes de que pudiera procesarlo, todos se acercaron desde todos los ángulos, rodeándolo en círculo.

Encerrándolo.

—¿Y si no puedo hacerlo? —susurró, preparándose para una batalla, aunque creyó que estaba listo para hacerlo: vivir su noche de boda y consumarla en todos los sentidos posibles.

—Entonces paramos —dijo Harley—. Cuando sea. Si dices que paremos, paramos. Sin importar qué, cuándo ni dónde.

Harry se quedó sin aliento al escuchar esas palabras. Maldito sea. ¿Por qué tenía que decir algo tan perfecto? ¿Por qué no podía ser el imbécil que era el resto del tiempo?

Pero no lo era. Había calidez en sus ojos, sus rasgos estaban más amables de lo que jamás los había visto.

«Puedes hacerlo», se susurró internamente.

No había otra cosa que hacer más que dar el paso. Levantó la espalda de la cama y se arrodilló, luego se volvió, se inclinó hacia adelante y besó a Jason con la mirada puesta en Harley.

.

.

.

𝐇𝐚𝐫𝐥𝐞𝐲

El rubio no tenía idea de si lo estaba provocando al besar a Jason primero o qué, pero le mostraría quién estaría a cargo en este pequeño espectáculo.

Se había desabotonado la camisa de vestir mientras Jason, bueno, Jason estaba demasiado ocupado perdido en el maldito cielo con Harry todo para él.

Pero ya basta. Harley se movió hasta quedar detrás de la espalda de Harry. Fenrir le hizo compañía y, mientras Fenrir desabotonaba la camisa de Harry, Harley le mordisqueaba la nuca y enterraba la nariz en su cabello suave, su aroma a lavanda lo volvía loco.

Virus OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora