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𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲

«SOLO UN POCO MÁS. Solo un poco más y ya no tendrás que ver el dolor en sus ojos». Dios, jamás olvidaría la mirada en el rostro de Fenrir aquella noche. Como si lo hubiese destruido.

Los últimos tres días fueron de los peores de su vida. Se comparaban a los días subsiguientes a la pérdida de papá y Steve.

Excepto que esta vez no se volvió insensible. Se permitió sentirlo todo. Y disfrutó hasta el último momento de la compañía de cada alfa, aunque no pudiera demostrarlo. Debía continuar con el acto y la fachada de que no quería más que deshacerse de ellos e irse de este lugar.

«Les estás salvando la vida», se susurraba a sí mismo un millón de veces al día.

Se negaba rotundamente a que mataran a otra persona que amaba. Mucho menos cinco personas. Pero no se le hizo fácil cuando Peter se le acercaba sigilosamente con una mezcla de confusión, dolor y amor en los ojos. O Jason con su determinación de predecir y proveerle cada capricho.

Dick había estado metido de lleno en su ordenador. Había organizado la entrevista cara a cara con el representante. Sobra decir que el omega a cargo estaba anonadado de ver a Harry tres meses después de que no llegara la primera vez.

—Estas historias rara vez tienen finales felices —dijo el omega con una mirada cansada—. Es bueno saber que esta sí.

Harry asintió, apenas capaz de sonreír mientras su mente gritaba: «Este no es un final feliz. Es una tragedia».

Se establecieron nuevas coordenadas. Harry debía encontrarse con una omega llamada Jade, a quien le habían presentado en pantalla para que cada uno pudiera comprobar su identificación en el encuentro.

Solo le agradeció a Dick de forma muy somera y se fue.

«Nadie más saldrá herido por mi culpa».

Harley fue el que se lo puso más difícil de todos ellos.

No porque se enfadara o gritara o tuviera cualquiera de los cientos de reacciones que habría esperado de su parte. Estaba callado y calmado, haciéndose cargo de todas las tareas necesarias antes de partir. Cerrando la casa.

Harley también estaba trabajando con Jason para preparar el helicóptero. Sí, el helicóptero. Jason oficialmente había conseguido el permiso del comandante para hacer el primer viaje.

El viaje que le habría tomado semanas caminando a Steve y a él, solo tomaría una escasa hora y media en helicóptero.

Pero Harley. No entendía por qué se estaba comportando así. ¿Por qué estaba tan callado? Nada de su relación con él explicaría su actual comportamiento. Seguía esperando la reacción. ¿Dónde estaban los gritos, las acusaciones, el estallido?

Era media mañana y Harley lo estaba ayudando a armar una mochila con cosas para llevar. En completo silencio. No había dicho ni una palabra en los últimos quince minutos.

No pudo soportarlo más. Golpeó la mochila contra la cama y se volvió para enfrentarlo.

—Muy bien, ¿qué está pasando? ¿Dónde están los gritos? ¿Por qué no me dices que soy un egoísta por lastimarlos a todos?

Esperaba ver la habitual chispa que se encendía en sus ojos cuando lo desafiaba así. Y no es que no estuviera allí, lo estaba. Pero era como... No parecía enfadado. Parpadeó confundido.

—¡Chicos! —El grito de Fenrir vino de abajo en cuanto la puerta principal se cerró de golpe. Tanto Harry como Harley se sobresaltaron y miraron hacia la puerta mientras Fenrir continuaba gritando: —Es hora de irse. ¡Ahora!

Virus OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora