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𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲

𝑇𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒́𝑠...

El futuro era incierto, todo estaba cambiando. Harry miró por la ventana de su casa en el vecindario, justo en las afueras de la calle principal. La calle estaba llena de gente corriendo por ahí. Todo lo que había sucedido en las últimas semas... Dios, era una locura. El resto estaba esperando abajo. Les había dicho que solo necesitaba unos minutos más. Entonces, tan pronto como lo dejaron solo en el dormitorio principal, sacó un pequeño calendario y un libro de debajo del colchón, sonriendo mientras dejaba caer una mano sobre su vientre y revisaba el calendario por última vez.

Oficialmente tenía dos semanas en cinta, lo había descubierto hace poco y supuso que su aroma al estar mezclado con el de sus alfas, tardo más tiempo en darse cuenta.

Bajó la cabeza y una onda de alivio y agradecimiento le recorrió el cuerpo.

No sabía si le agradecía a Dios o al universo o qué, pero sintió una gratitud tan profunda en su corazón que nunca antes había conocido, aunque, eso no era cierto. La había sentido algunas veces en los meses desde que se había casado con los cinco increíbles hombres que lo esperaban abajo. Ahora, sin embargo, era una sensación aún más fuerte. Traerían un pequeño ser humano al mundo, uno que tendría un poco de cada uno de ellos.

Sí, el bebé sólo sería biológicamente engendrado por uno de sus maridos, pero sabía que todos tendrían el mismo papel en la crianza y la formación de él o ella.

—Vas a tener una vida maravillosa, bebé —susurró frotando su vientre, aún cuando podía ver por la ventana unas raras nubes de tormenta de verano aproximándose, lo cual encajaba considerando todo lo que estaba pasando—. Una vida maravillosa, perfecta y feliz —dijo con terquedad elevando la barbilla.

Luego bajó las escaleras para reunirse con sus maridos, ensoñando todo el tiempo con el niño o niña que formaría parte de su familia en nueve meses y el hermoso futuro que estaba decidido a crear para todos.

Con su familia a su lado y los lazos de amor inquebrantables que compartían, sabía que todo era posible.

Virus OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora