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𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲

La explosión derribó a la lunática que estaba maltratando a Harry. No sabía qué demonios estaba pasando, pero supo que por fin lo había soltado.

Se puso de pie agarrándose a la pared. Las velas de los candelabros de la pared se habían soltado y al menos una de ellas se había caído y había iniciado un pequeño incendio.

Puff.

Que sea un gran incendio.

El fuego alcanzó las cortinas cercanas y de repente se encendieron como un maldito árbol de Navidad. Y entonces comenzaron los disparos.

Harry se dio la vuelta para mirar al grupo de soldados, retrocediendo hacia la pared mientras lo hacía. ¿Quién demonios estaba disparando justo después...?

Oh.

Era Charles.

Debe haber agarrado una de las ametralladoras durante la confusión de la explosión de la bomba y maldita sea, se estaba vengando. La mujer que había estado arrastrando a Harry por el cabello se fue por el pasillo en dirección contraria de donde había venido, y desapareció en el humo que había inundado el pasillo.

Harry quiso llamar a Charles, pero no se atrevió a distraerlo. Tenía un arma, sí, pero también los hombres que lo rodeaban. No obstante, eso era un hecho que parecía perdido para ellos. O cayeron donde estaban parados o huyeron por la escalera. Como sea, al menos estaban tomando un descanso. Harry corrió hacia Charles para... bueno, no sabía qué demonios haría una vez que lo encontrara. Pero se iban a largar de aquí, eso estaba claro.

Charles se quedó sin municiones justo cuando uno de los últimos soldados parecía recomponerse, y éste apuntó el arma directamente a la cabeza de Charles.

Harry lo atacó por detrás justo antes de que pudiera disparar.

Charles se congeló por un segundo antes de atacar a uno de los otros pocos soldados que quedaban de pie. El tercero decidió seguir el camino de sus colegas y huyó. Gracias a Dios, porque Harry no estaba seguro de cuántos actos de heroísmo le quedaban hoy.

Pero sí se las arregló para arrebatarle la ametralladora al soldado que había atacado antes de que él pudiera alcanzarlo.

—¡Charles! —gritó, pasándole el arma. Y justo a tiempo también, porque al segundo siguiente, apareció otra figura en la puerta de la escalera, pero luego Harry se quedó boquiabierto.

Conocía aquellos hombros fuertes y musculosos. Había memorizado su forma, había pasado horas besándolos.

—Har... —comenzó a decir, pero justo en ese momento, Charles levantó la ametralladora, listo para disparar—. ¡No! —Harry se abalanzó hacia delante de Harley—. Es mi esposo.

Charles entrecerró los ojos con sospechas y no bajó el arma.

—¡Charles! —gritó Harry, y agarró la punta del arma y la bajó.

—Debemos irnos —gritó Harley—. Nuestra pequeña distracción no va a durar mucho. Jason está esperando en el helicóptero.

Harry asintió.

—Vamos —dijo indicándole a Charles. —No sin el resto —dijo el omega con terquedad—. No me iré sin los demás.

—Lo siento —dijo Harley con impaciencia, mirando el pasillo de un lado al otro—. Solo nos queda espacio para un cuerpo más.

Charles se paró erguido y asintió rígidamente. —Está bien. Entonces debería ir alguien más en mi lugar: Hank. Se ha estado desmoronando con todos los abusos. No durará mucho tiempo más. Lo tienen abajo encerrado. Solo debemos pasar la oficina, está un poco más abajo y a la derecha. Vamos, les puedo mostrar.

Virus OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora