Corazón roto

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Estábamos todos sentados en la sala: Fletcher y Mikaela estaban sentados uno al lado del otro en un sofá; Connor y Sandra estaban sentados en unos sillones a un lado de Fletcher y Mikaela; Gordon y Tomás estaban sentados en un sofá enfrente de ellos; y yo estaba sentada en una silla, un poco apartada pero al lado de Mikaela y observándolo todo.

Fletcher se había armado de valor después de una semana para decirles a los chicos porque Mikaela se había ido a vivir con nosotros.

Estábamos conversando tranquilamente, con menos chistes de parte de Fletcher que lo que era habitual. Por ello, todos se dieron cuenta de que ellos tenían que decir algo importante. Finalmente, Gordon decidió que habían esperado demasiado.

-¿Nos vais a decir ya qué es lo que pasa? ¿Por qué se viene a vivir con nosotros? ¿O tenemos que seguir esperando?,- había molestia en su voz, como si algo le estuviese irritando.

La seriedad que había en los ojos de Fletcher no era normal, y probablemente eso fue lo que les puso en alerte a todos. Mikaela simplemente agarró con fuerza la mano de Fletcher, demostrando así el miedo a la situación que se avecinaba y el miedo a ser juzgada, además de estar aguantando las lágrimas.

-Mikaela está embarazada,- la seriedad era palpable en la voz de Fletcher.

-Enhorabuena, cariño,- Sandra se levantó y la abrazó con una sonrisa pintada en la cara. Después volvió junto a su novio, que realizó la pregunta que dejaría a todos en shock.

-¿Quién es el padre?,- preguntó curioso.

-Yo soy el padre,- Fletcher estaba temblando cuando dijo eso.

El silencio reinó en todo el salón. Nadie se movía. Sandra agarró con fuerza la mano de Connor, que la miró preocupado sólo para ver a su novia con los ojos abiertos de la impresión. Tomás estaba más pálido de lo normal y los ojos de Gordon miraban al vacío, sin emoción alguna.

-¿Cómo fue?,- Tomás finalmente habló, un tanto recuperado de la impresión.

-Yo estaba demasiado borracho como para acordarme.

-¿Y te fías de ella?,- preguntó Gordon con rencor.

-Yo nunca le mentiría,- la voz de Mikaela sonó débil y ahogada. Las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.

Gordon la fulminó con la mirada. Me pareció extraño.

-También quería contaros otra cosa,- dijo después de suspirar. Yo sonreí. Estaba muy feliz por ellos.

-¿Qué más nos tienes que decir, Fletcher?,- Sandra le miró curiosa. Conociéndola, sabía que quería llevarse a Mikaela para distraerla, ya que se notaba que no se sentía cómoda allí, y para averiguar los detalles de lo que realmente pasó.

-Bueno...,- el nerviosismo se notaba en la voz del que era el más mayor-. Mikaela y yo por fin estamos juntos,- finalizó con una sonrisa.

-¿Por fin?,- me volví hacia Gordon. En aquella pregunta había habido demasiado dolor y al mirarle a los ojos pude ver algo inexplicable.

-Sí, bueno, es que... Mikaela llevaba gustándome mucho tiempo y hace muy poco descubrí que yo le gustaba a ella, y decidimos dar ese paso,- la sonrisa era imborrable en el rostro de Fletcher.

-¿Por qué no nos lo dijiste?,- yo seguía mirando fijamente a Gordon. ¿Acaso era yo la única que notaba el dolor en sus ojos y en su voz? ¿Estaban tan cegados por la felicidad de Fletcher de estar junto a Mikaela como para no darse cuenta de que algo estaba mal con Gordon?

-Porque pensé que ella nunca me correspondería, pero Evie descubrió lo que ella sentía por mí,- Fletcher sonrió en mi dirección.

Gordon se quedó callado. No sabía lo que le pasaba y estaba preocupada por él. Había algo mal con él, de eso estaba segura.

No todas las sonrisas son verdaderasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora