Su vuelta a casa

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Había pasado ya un mes desde que había empezado a quedar con David. Quedábamos algunas tardes, dábamos una vuelta, hablábamos, y muchos de esos días estábamos acompañados por alguno de mis amigos.

Ya habían empezado los parciales y yo me pasaba el día encerrada en mi cuarto. Aún así, conseguía tiempo para hablar con David al menos una vez al día.

Todavía recuerdo cuando Gema se enteró de que éramos amigos. Fue una semana después del... "accidente". Todo fue un poco raro, como si algo no encajase.

David me había llamado. Dijo que no se encontraba bien, que necesitaba despejarse. Fui a buscarle a su casa, para acompañarle, como cada vez desde ese día. En vez de él, quien me abrió la puerta fue Gema. Se sorprendió de que yo estuviese allí, pero le dije que venía a buscar a David, que habíamos quedado.

Todo eso ocurrió tres semanas antes de lo que me hizo empezar a cambiar, a no ser la chica agradable que todos estaban acostumbrados que fuera.

Yo volvía del instituto con Sophie, que aquel día me acompañaba porque ese día comía en casa de su abuela y mi hogar estaba de camino.

Cuando llegamos a mi casa, había una furgoneta negra en la puerta. Me asusté. Eso solo significaba una cosa.

Miré a Sophie y me despedí de ella. Me dijo que la llamara si ocurría cualquier cosa, si necesitaba hablar.

Entré a mi casa.

Había guardaespaldas por todos lados. Ahí fue cuando empecé a asustarme de verdad. Jeremy salió del salón y me dijo que me estaban esperando. Le seguí.

Cuando entré al salón me quedé de piedra.

Mi madre lloraba desconsoladamente sobre el hombro de Erick mientras este intentaba contener el llanto. Mi corazón se rompió al ver a Vittoria en ese estado. Mi padre estaba sentado en el sofá de enfrente, con la mirada helada y el gesto serio.

Jeremy se sentó en un sillón y todos se volvieron a mirarme, menos mi madre, que abrazaba cada vez con más fuerza a mi hermano.

-¿Sabías algo?,- me increpó mi padre.

-¿Qué?

-¿Sabías que estaba embarazada?

-Sí,- contesté seca. ¿A qué venía aquello?

-Maldita sea, Lune,- maldijo mi padre. ¿Os había dicho que mi padre tenía el peor temperamento de todos? Bueno, ya lo sabéis-. ¿Por qué no nos lo dijiste?

Mi estómago se revolvió de rabia. Miré a mi hermano, que me miraba desesperanzado a la vez que intentaba detener el incontrolable llanto de mi madre.

-Yo no soy chivata de nadie. Eso no es algo que yo te... no,- me corregí-, os tenía que decir. Eso era algo que nuestra madre debía decirnos cuando se sintiera preparada.

Mi padre me miró impasible. Jeremy se pasó las manos por el pelo, suspirando frustrado. Él era el más paciente de los dos cuando se trataba de solucionar problemas con mi madre, mi hermano o conmigo.

Tell me where you're hiding your voodoo doll cause I can't control myself. I don't wanna stay, I wanna run away, but I'm trapped under your spell.

Mi teléfono sonó, indicando una llamada entrante. Miré la pantalla. "David", ponía.

-Si me disculpáis.

Me di la vuelta para salir de la sala sintiendo la mirada furiosa de mi padre y contesté.

-¿Si?

No todas las sonrisas son verdaderasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora