Blog, banda y... ¿mejor amiga?

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Capítulo dedicado a @BeatrizA07 muchas felicidades, este capítulo va por ti, que hoy ya eres un año más vieja ;-)

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Era bastante intimidante tener toda la atención de aquellos cuatro chicos. Me estaban mirando fijamente, poniéndome nerviosa, mientras esperaban una respuesta por mi parte a sus preguntas.

Tomás me miraba seriamente con un bloc de notas en su regazo y un bolígrafo dando golpecitos en este. Gordon me miraba como un niño mira a sus caramelos y tenía las manos escondidas en la sudadera mientras aplaudía para animarme. Fletcher estaba sentado en una silla giratoria y daba vueltas mientras reía, luego se paraba, me miraba, bufaba y seguía con lo suyo. Connor por suerte era el más tranquilo, con los codos apoyados en las rodillas y los dedos entrecruzados esperando mi relato.

Decidí relatarles una versión corta y sin muchos detalles de lo que había ocurrido el día anterior. Estaba evitando por todos los medios que se convirtiese en otra historia estrella del blog de Tomás.

Mientras les contaba lo que había ocurrido a Fletcher le cambió la cara, abrió mucho los ojos y se cayó de la silla. Gordon empezó a comer palomitas, y a pesar del tiempo que ha pasado, todavía no he averiguado de dónde las sacó. Tomás seguía apuntando cosas en su libreta mientras que Connor se reía de Fletcher.

-¡Te dormiste en su pecho!,- chilló Fletcher.

-Sí,- le respondí extrañada.

-¡Oh, Dios mío!,- todos le mirábamos, los chicos se reían y yo estaba asustada-. ¡Me pido ser el padrino de bodas!

-¿En serio?

-Sí,- sonrío de oreja a oreja, se sentó de nuevo en la silla para empezar de nuevo a girar.

-No me voy a casar con él,- fruncí el ceño-. Sólo le estoy ayudando con los problemas que tiene,- vi como dejaba de girar y enarcaba una ceja.

-Ya, seguro.

-Déjale, Evie, no merece la pena discutir con él.

-Ya me he dado cuenta, Connor.

-¿Vamos?,- me preguntó después de tenderme la mano para ayudarme a levantarme.

-Vamos.

Estuvimos en el centro comercial por la tarde. Íbamos dando vueltas sin sentido, hablando de tonterías que se nos ocurrían hasta que una tienda llamó mi atención.

Nada más verla, grité como una niña y arrastré a Connor hasta allí. Cuando ya estábamos enfrente del escaparate, se dio cuenta de lo que había visto y la expresión confusa desapareció de su cara mientras era sustituida por una sonrisa feliz.

Entramos y salimos un rato después con una caja entre mis manos, ya que me había negado a que Connor la llevase. Nos dirigimos a casa de David, donde el paquete se quedaría unos días.

Ya estaba empezando a oscurecer cuando llegamos al garaje donde él practicaba con su banda, 2+1. Allí conocí a Charles y a Frank.

Charles era alto, con el pelo castaño bastante largo y liso, con la piel morena y los ojos oscuros. Tenía la voz muy grave y tocaba la guitarra.

Frank, por el contrario, era bajito, aunque se le notaban los músculos de los brazos debajo de la camiseta de manga larga que llevaba. Su pelo era rubio, con los ojos oscuros, igual que Charles, pero era un poco más pálido. Tenía, además, varios piercings en las orejas, y uno en la ceja. Él era el batería del grupo.

Eran muy simpáticos, y más tarde descubrí que eran medio hermanos, como Erick y yo.

Cuando Connor y yo llegamos, enseguida de pusieron a hacer pruebas de sonido, y un rato después ya estaban ensayando una nueva canción que habían escuchado en la radio y que habían versionado.

No todas las sonrisas son verdaderasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora