Prólogo.

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Elsa.

—Atender infraestructura de los molinos de viento, reparación de los barcos de pesca, preparativos para el festival de la cosecha y arreglar la fuente principal —repetía Anna leyendo la lista de pendientes que preparé—, es demasiado... sin contar las sesiones del consejo, pero haré mi mayor esfuerzo.

—Anna, tranquilízate —mencioné entregando mis prendas del guardaropa a Gerda, una de las sirvientes del castillo—, la razón por la que te dejo a cargo es porque creo en tí, además tu misma lo dijiste, eres útil y siempre estás para mí y para nuestra gente —la miré sonriendo levemente.

Ella asintió nerviosa, es claro que los asuntos del reino no son lo único que le preocupa, no quiere que la historia se repita como con el viaje de nuestros padres.

—Puedo oler tu miedo a kilómetros Anna —comenté.

—Déjame, promete que vas a divertirte en el viaje, olvida tus preocupaciones por un momento y mándame cartas de todo lo que veas ¿Entendido? —asentí mirándola y viendo como se llevaban mi equipaje hacia el barco.

—Traeré regalos de los demás reinos —mencioné— ¿Qué tal algunos vestidos de Corona? —mencioné mientras ambas salíamos de mi habitación.

—¿Tendrán aquellos decorativos de soles? —preguntó.

—Le pediré a los reyes que lo hagan —respondí bajando con ella las escaleras. Salimos del castillo y ambas nos dirigimos al puerto.

—Majestad, las provisiones extras que ordenó están en el barco —informó Kai, uno de nuestros sirvientes más fieles y cercanos.

—Espera ¿Provisiones extras? ¿Qué planeas Elsa Arendelle? —Anna puso sus manos en sus caderas mirándome seria.

—Era una pequeña sorpresa, el dignatario de Zaria es un gran amigo nuestro y mencionó haber recolectado algunas flores exóticas de otro continente, mi idea era dar un vistazo de cerca —expliqué jugando con mis manos.

—¿Otro continente? Eso sonó muy conquistador de tu parte —bromeó Anna.

—No pienso hacer eso —repliqué—, por lo que sé el lugar no es regido por un reino, pero al menos el dignatario mencionó que suelen ser precavidos pero amigables.

—Quiero a mi hermana viva, no la quiero muerta, por favor —suplicó Anna.

El capitán del barco indicó mi última llamada para subir. Abracé a mi hermana despidiéndose sabiendo que serán largos meses sin verla, nunca nos habíamos separado desde la coronación y eso sucedió hace más de tres años.

(...)

—¿Los girasoles están ordenados en mi oficina y camarote? —pregunté a Anders, mi acompañante real, sin dejar de ver como Arendelle se hacía cada vez más pequeño.

—Sí, majestad, la florista ordenó los girasoles antes de que zarpáramos —respondió.

—Avísenme cuando nos acerquemos al primer punto, estaré en mi camarote —dije alejándome de la barandilla.

Quería despejar mi mente, los barcos, la preocupación por Arendelle y el agobio de visitar a distintos reinos era bastante; de no ser por Lord Peterssen jamás hubiera realizado este viaje, usó el pretexto de "su abuelo el rey Runeard siempre marcó la tradición del tour".

Al llegar a mi camarote noté los girasoles en la mesa de noche, aquella era la flor favorita de Anna y tener los girasoles cerca de mí me hacen recordarla. Mi madre decía que las flores permiten llevar algo de cada persona a dónde sea o simplemente tenerlas en un lugar fijo que cuando las vea pueda ser capaz de recordar a alguien especial. Aunque la flor debe ser bien cuidada y tratada, pues son a su vez tan fuertes y delicadas.

Tal vez cuando conozca las nuevas flores que me contaron pueda ahora llevarme experiencias de aventuras, aunque me asustan sus cuidados.

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¿Cómo están?

Fue corto, pero por ahora solo es el inicio, no se preocupen.

Gracias por leer y comenten qué les pareció ésta pequeña introducción.

Aquellas Flores [ElsaxIsabela]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora