4.

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Isabela.

—¿Quiere ser rey? —asentí—, piensa en grande. 

—Cuando mi abuela nos comentó que vendrías, sus únicos pensamientos eran "es mi momento de salir de aquí y convertirme en rey" —ella sonrió riendo a lo que decía de Camilo.

—Tal vez, si fuera mi tipo y años mayor, lo consideraría —dijo recostándose más sobre la palma—, aunque ser rey no es algo agradable.

Hice crecer algunas hojas de la palma de cera para poder cubrirnos del sol. Hace dos días habíamos encontrado un lugar perfecto; repleto de arbustos, jacarandas, y más flora. Alejado de los cultivos y del pueblo, era un espacio indicado para estar totalmente tranquilas. 

—Tienes todo cuando eres rey o reina, puedes hacer y deshacer lo que quieras —comenté—, olvidé la parte de las responsabilidades, pero al final eres alguien con poder.

—Y así mismo debes mantener una imagen perfecta para tu gente y para los demás reinos —dijo rápidamente. 

Sentí como miles de recuerdos bombardeaban mi mente, "perfección" resonaba en mi cabeza. Es curioso como aquella palabra fuera ahora una terrible pesadilla. 

—Si cometes un error, el resto comenzará a señalarte, eres el ejemplo a seguir... —empaticé. 

—Exacto... Cuidas la forma de vestirte, hablar, caminar... Te sientes encerrada en una jaula —suspiró abrumada—, supongo que a ustedes les piden lo mismo por sus dones. 

—Es duro. Sé que nuestra familia presta los dones para todas las personas, gracias a ello hemos logrado avanzar y sobrevivir... Pero estás a la vista de todos, la gente piensa que siempre estarás para ellos y no tienes derecho a decir "no" o simplemente pedir un descanso... —apreté mis labios bajando la cabeza—, tuvimos suerte de que el pueblo nos ayudara a rehacer nuestra casa... ya es algo. 

—Algo así me comentó Mirabel —dijo.

—¿Cuándo hablaste con Mirabel? —pregunté confundida. Hasta donde mi conocimiento abarca he estado con Elsa casi todo el tiempo. 

—Llega a verme antes que tú, podría decir que es mi despertador —jugó con sus manos—, entiendo perfectamente cómo pueden sentirse, la presión no es algo lindo de tener... 

—Prefiero a que nos exijan a que nos tengan miedo —dije y noté como desvió la mirada ¿Dije algo malo?

Estoy repitiendo rápidamente cada una de mis palabras, pero no encuentro algo que haya sido directamente personal. 

—Lo siento, creo que te inco...—me quedé callada, pues ella me interrumpió. 

—Está bien, no dijiste nada malo —sonrió tímidamente. 

—En serio no quiero decir algo indebido —dije rápidamente—, si algo te molesta no dudes en decirme. 

—Lo tendré en cuenta —agradeció y seguido de eso guardamos un silencio. El primer silencio incómodo que hemos tenido—. Arendelle me tenía miedo... y seguramente mis padres también temían de mis poderes... 

Me quedé callada, ¿Cómo es posible que le teman a su propia reina? ¿En serio pueden temerle a un poder tan hermoso como el que tiene Elsa? Ahora mismo me debato si es correcto preguntar más o simplemente cortar el tema.

—Pregunta lo que quieras —la escuché. Pareciera que ella lee mis pensamientos. 

—¿Segura? —Elsa asintió— ¿Por qué tus padres tendrían miedo de tus poderes? 

Aquellas Flores [ElsaxIsabela]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora