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Antes de empezar quiero pedir una disculpa si no llego a utilizar los modismos colombianos :( no los conozco y no quiero causar problemas si es que al investigar coloco algo erróneo ;)

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Isabela.

—¡Familia, buenos días! —escuché el grito de Mirabel tocando mi puerta.

Me revolví en mi cama sintiendo pasar entre mis pies dos bultos peludos logrando que saliera de la cama en un salto. 

—¡Me matarán de un susto! —gruñí descubriendo a una pareja de animales, suspiré y me dirigí a la puerta— ¡Antonio! —lo llamé saliendo de mi habitación. 

Antonio se acercó montado en su jaguar y seguido de varios tucanes. 

—La abuela pidió que nos reuniéramos temprano al desayuno y creí que necesitabas ayuda para despertar —explicó mi primo cuando vio salir a los animales de mi habitación.

—Gracias, Toñito —sonreí a su inocencia—, pero estaba a nada de morir por un susto —él soltó algunas risas y se alejó yendo con los demás. 

Rápidamente me arreglé y salí corriendo de mi habitación. Al llegar noté que las sillas recién se acomodaban.

—Isabela, tu plato hija —escuché a mi madre Julieta detrás mío. Tomé el plato y serví el desayuno preparado por ella. 

—¡Todos a la mesa! —gritó Alma, mi abuela. 

—¡Pido sentarme a lado de Isabela! —gritó cuando tomé asiento y ella vino rápidamente a mí. 

—¿Ahora todos los domingos te sentarás a lado mío? —pregunté mirándola.

—¿Por qué lo dices? 

—Llevas dos semanas haciéndolo —respondí. 

—¿Te molesta? —negué—, eso es genial porque seguiré haciéndolo —reí levemente. 

—Hace unos meses —habló en alto nuestra abuela logrando que todos pusiéramos atención—, me topé con unas personas que dieron con el encanto —escuchamos los truenos provenientes de mi tía Pepa—, tranquilos, no fue nada desagradable la experiencia, además habló bien de la reina. 

—¿Y si están mintiendo solo para seamos amables y luego nos apuñalen por la espalda? —cuestionó Pepa acariciando su cabello para calmarse. 

—Estamos a salvo, Bruno se encargó de ver el futuro del Encanto y sigue en perfectas condiciones —tranquilizó mi abuela—, gracias a esas personas tendremos de invitados que vienen de un lugar demasiado lejano. 

—¿Podemos saber quiénes? —pregunté. 

—Jamás había escuchado de este lugar pero es el reino de Arendelle, la reina está en una clase de viaje por distintos lugares y le intrigó la cantidad de flores exóticas que tenemos —explicó. 

—¿Reina? Cool, tal vez es mi momento de salir de aquí y convertirme en rey —comentó Camilo. 

—Tú futuro no dice nada de eso —intervino el tío Bruno—, aunque siempre puedes cambiar tu destino —tomó de su jugo al ver la cara de indignación de Camilo. 

—Y no creo que alcances la edad, Camilo —bromeó la abuela. 

—Que me termine de criar —bromeó llevándose la risa de todos en la mesa. 

—Del hospedaje ya me encargué, tan solo pediré que tratemos de comportarnos frente a ella, talvez hayan hablado muy bien de ella, pero también puede que reaccione agresivo a algo indebido —aconsejó nuestra abuela.

Aquellas Flores [ElsaxIsabela]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora