• No hay relaciones de una historia con otra y de ser el caso habrá un aviso corto
• Disculpen las faltas de ortografía
Ran y Rindou llegaron de la reunión con Bonten, como era de costumbre tú estabas en la habitación aún acostada, llevabas meses así, las noches eran largas cuando te levantabas al baño a llorar, ellos lo sabían y claramente hacías que se preocuparan.
Subieron las escaleras hasta llegar a la habitación para encontrarte metida entre las sábanas con un pizza la cuál solo contenía 6 trozos aún.
No era bueno para ti comer comida chatarra, últimamente estabas saltando tus comidas más de lo normal, podrías contener alguna enfermedad si seguías así.
— Cariño, tenemos que hablar. — Ran se acercó mientras que Rindou retiraba la caja de comida que se encontraba a un lado de tí.
— No quiero. — respondiste para proceder a hacerte bolita.
— Sal de la cama, por favor— Hablo Rin. — Si la prueba salió negativa-
— Podemos adoptar! — saliste de las sábanas para mirarlo, tus ojos estaban hinchados por tanto llorar. — Por favor.
— Escuchame, el próximo mes tenemos una reunión importante, Ran y yo saldremos de la ciudad por dos semanas... — Suspiro y te tomo de los hombres. — Por lo que resta del mes seguiremos intentando ¿Si? — tomo de tu barbilla para mirarte y depositar un beso en tus labios.
— No es lo mismo adoptará que tener un hijo propio ¿No crees? — Hablo Rindou.
— ¿Crees que está vez funcione? — moridiste tu labio inferior.
— Si, está vez será diferente. — respondió Rindou para proceder a abrazarte.
— Lo hemos intentado en los últimos dos años, ¿Realmente será diferente?¿Que sucede si el resultado sigue siendo negativo-
— Lo seguiremos intentando, haremos que funcione. — interrumpió Ran, mientras tomaba de tus manos.
Tu deseo de ser madre era realmente enorme, querías darles un hijo a Ran y Rindou, por supuesto, ellos también querían tenerlo aunque claramente serían dos.
Cuando lo hicieron la primera vez que estaban dispuestos a ser padres, no funcionó, tampoco la segunda, ni la tercera o la cuarta, incluso la onceava fue un fracaso total. Ya habías perdido la cuenta de cuántas veces lo habían hecho.
Quizás... Tu cuerpo no era apto para ello y seguir intentando serían en vano, incluso si lo sabías y pretendías no hacerlo querías seguirte mintiendote ya que eso era mejor que aceptar la realidad.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
