• No hay relaciones de una historia con otra y de ser el caso habrá un aviso corto
• Disculpen las faltas de ortografía
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Te encontrabas caminando por los pasillos llenos de gente de la facultad de medicina, con la mirada fija en tu horario tratando de encontrar el aula correcta para su próxima clase. Mientras te detenías frente a un cartel de horarios, dos chicos se acercaron a tí para orientarte, pues era evidente en tu rostro que estabas confundida.
—¿Estás perdida?— preguntó un chico de cabello negro y mechones morados hasta el hombro, con una sonrisa cálida.
Te devolviste hacia el y asentiste sintiéndose aliviada por la ayuda.
— Un poco. Soy nueva aquí y todavía estoy tratando de acostumbrarme a los horarios, ¿Disculpa, saben dónde queda esta aula? La verdad está muy complicado de entender está cosa.— moviste tu horario.
El otro chico más alto miró el horario junto a tí y señaló un aula cercana.
— Estamos en la misma clase. Puedes encontrarnos aquí. ¿Necesitas algo más?— preguntó con una sonrisa calida.
—Gracias. — respondiste con sinceridad.
— Y tal vez podríamos intercambiar números por si necesitas algo en el futuro.— habló otra vez.
— Oh, claro. — dijiste sacando tu celular. — ¿Cómo te agrego?
— Ran, soy Ran.— dijo.
El contrario sacó su teléfono y lo extendió hacia tí, quien rápidamente introdujo su número.
Después de clases, durante el almuerzo en la cafetería de la universidad, nuevamente te encontraste con Ran y Rindou Haitani, quienes te invitaron a unirse a su mesa.
— Es agradable verte fuera de clase, sabes?— comentó Rindou mientras tomaban asiento.
Reiste sintiéndose cómoda en su compañía.
— Gracias por invitarme. Esta universidad puede ser un poco intimidante al principio.
Ran sonrió, sirviéndose un poco de agua.
— Nos alegra que te sientas así. Estamos aquí para ayudarnos mutuamente.
Durante el almuerzo, conversaron sobre sus intereses en la medicina, las expectativas para el año académico y algunos momentos divertidos que habían tenido durante las clases. La conversación fluyó fácilmente entre ellos, creando un ambiente de camaradería y confianza.
Al finalizar el almuerzo, Ran te miró con seriedad pero dulzura.
— Oye, queríamos decirte algo.
Rindou asintió, apoyando a su hermano.
— Desde que te conocimos, sentimos que eres especial para nosotros. Nos gustaría seguir conociéndote mejor, y ya sabes.— acarició su propio cuello.— Te sería útil que dos superiores te orientarán para tu clases... — jugo nervioso con la comida.
— Oh... Si, supongo. — desviaste la mirada avergonzada.
Ran tomó tu mano suavemente.
— Entonces, ¿te gustaría salir con nosotros mañana por la tarde? Podemos mostrarte más de la ciudad y pasar tiempo juntos.
Sonreiste, emocionada y con un toque de nerviosismo.
— Me encantaría.
Rindou también sonrió, feliz de la respuesta positiva.
—Genial. Mañana será un buen día, pasaremos por tí, iremos a jugar bolos-
— Oye, Rin....
— Te llevaremos a comer sushi, te gusta el sushi-
— Rin...
— Después iremos al cine, hay una buena película, se que te gustará, espera, ¿Te gustan las cosas de miedo?,¿O prefieres comedia romántica?-
— RINDOU!
— Eh? — miró a su hermano confundido.
— La estás asustando. — te señaló con la palma.
— Oh.... Lo siento, me emocioné. — rascó su nuca.
Así, entre sonrisas y miradas cómplices, sentiste que tu vida universitaria había dado un giro maravilloso y prometedor con los hermanos Haitani a su lado.
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