ʀᴇᴄᴏʀᴅᴀʀ ᴇꜱ ᴠɪᴠɪʀ

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Los capítulos no todos son +18

• Cada capitulo es una historia diferente

• No hay relaciones de una historia con otra y de ser el caso habrá un aviso corto

• Disculpen las faltas de ortografía

• Disculpen las faltas de ortografía

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- ¿Entonces como se conocieron ustedes? - habló la menor.

- Kei, es hora de ir a la cama. - hablaste con los brazos cruzados.

Ran se divertía jugando con el cabello de del menor mientras que Rindou hablaba con él y acariciaba sus pequeñas manos, la ponía debajo de las suyas y no podía creer lo diminutas que eran.

- Mamá, aún es temprano a penas son las 11:15 pm - Kei hizo un pequeño puchero y se aferro al brazo de su padre.

- Cariño está bien por hoy, se dormirá pronto-

- Ran, eso dijiste hace más de dos hora y no veo que nuestro hijo tenga sueño. - le regañaste. - Anda Kei, vamos a la cama. - trataste de llevarlo contigo pero este se reuso.

- No quiero!

- ¿Ves? Esto pasa porqué siempre lo consienten mucho. - fulminaste a Rindou con la mirada.

- A mí no me mires. - al sentirse intimidado, decidió ver hacia otro lado.

- También es tu hijo y también lo consientes dema-

- Él solo quiere saber cómo nos conocimos y después se ira a la cama, ¿Cierto Kei? - hablo Ran al chico de cabellos rubios y este asintió en respuesta.

- Bien. - suspiraste y decidiste acostarte con ellos en la cama, recargando así tú cabeza sobre las piernas de Rindou.

- ¿Le dices tú? - hablo el menor de los Haitani mientras acariciaba tu cabeza.

- No, que lo hagan Ran, él quiere contarle así que él mismo se hará cargo. - cerraste tus ojos y abrazaste a una almohada.

- ¿Y bien? - Kei miro a Ran con curiosidad.

- Uh... Conocimos a tu madre en nuestra época de pandilleros. - río.

- Ella era extraña. - Murmuró Rindou para si mismo.

- Rindou y yo pertenecíamos a una pandilla, era... ¿Tenjiku? - pregunto Ran y el contrario asintió. - Tú madre pertenecía a otra de nombre...

Él mayor esperaba a que tú completaras la frase pero eso nunca paso.

- Tokyo Manji. - hablo Rindou quien tenía una sonrisa en su rostro.

- ¿Mamá era un pandi-

- No lo digas así. - mumuraste.

- Bien, yo increíblemente golpeaba tipos con mi bastón de metal, tu madre me miro y quedó perdidamente enamorada de-

- No te dejes engañar, Kei. - Levantaste tu cuerpo y te sentaste en la cama. - Estos dos golpearon con fuerza mi cabeza con un bastón de metal y un ladrillo.

One-Shot || Hermanos HaitaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora