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• Los capítulos no todos son +18
• Cada capitulo es una historia diferente
• No hay relaciones de una historia con otra y de ser el caso habrá un aviso corto
• Disculpen las faltas de ortografía
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Las hojas de los árboles en el País de las Maravillas eran de un verde vibrante, iluminadas por la luz del sol que se filtraba entre las ramas. Las flores de carmín resaltaban en el paisaje, brillando como joyas entre el follaje. Mientras caminabas, tus pasos resonaban sobre un sendero cubierto de pétalos, una sensación de emoción y confusión invadiéndote. Este era un mundo que habías visitado de niña, pero todo te resultaba nuevo, como si lo hubieras olvidado en el tiempo.
Habías llegado siguiendo a un conejo blanco, un impulso impulsivo que había despertado tu curiosidad. No obstante, ahora, a tus diecinueve años, te sentías desorientada en esta tierra extraña, donde las reglas eran tan caprichosas como sus habitantes. Te detuviste al ver un jardín que parecía fuera de este mundo, lleno de rosas blancas pintadas de carmín, cada una más hermosa que la anterior.
Mientras admirabas el paisaje, de repente, dos figuras emergieron entre las sombras de los árboles. Ran y Rindou Haitani, los hijos de la Reina de Corazones. Sus miradas se encontraron con la tuya, y en un instante, el aire se volvió tenso. Ambos estaban en guardia, como si un rayo de electricidad hubiera recorrido el espacio entre ustedes.
-¿Quién es ella? -preguntó Ran, su voz grave pero llena de curiosidad.
-No lo sé -respondió Rindou, sus ojos fijos en ti-. Pero parece... interesante.
Tú también los miraste con cautela. Eran dos jóvenes encantadores, pero había algo en su porte y en sus expresiones que te decía que no eran simples mortales. Una mezcla de peligro y seducción emanaba de ellos.
-Soy... -dijiste, intentando mantener la compostura-. Soy solo una viajera.
Ambos intercambiaron miradas, como si estuvieran evaluando cada palabra que decías. Ran se acercó un paso, con una sonrisa astuta que no podía ocultar. -Una viajera, eh. Pero no pareces una simple intrusa en nuestro reino.
