✨ 𝓢𝓽𝓪𝔂 𝓦𝓲𝓽𝓱 𝓜𝓮 ✨

Expiración

Con su mirada pesada y las cejas encontradas, Baji miraba desde afuera esa vitrina, 2 hermosos anillos que lucirían  delicadamente bellos sobre aquellos dedos, y por supuesto, algo suficientemente significativo para por fin pedirle eso que se había postergado y aglutinado en su garganta un par de veces: realmente ansiaba pedirle un noviazgo.
La idea de hacerlo le provocaba distintas sensaciones las cuales describirlas le parecía por poco imposible, pero estaba eligiendo las más sensatas para hacerlo cara a cara el día que por fin pidiese una relación formal.
Jamás se habría imaginado tan loco por alguien, tan embobado por una persona, ya ni siquiera le prestaba mucha atención a si era un chico o una chica, más le sorprendía sentir amor por alguien aparte de su madre.
Y hablando de su madre, también cruzaba mucho por su  cabeza que opinaría ella de su futuro yerno ¿le agradaría? ¿lo aceptaría? Bueno, en realidad no importaba mucho, lo importante era que el amaba a Chifuyu, y sólo su opinión contaba.
Le era muy fácil empezar a crear escenarios en su cabeza y echar a volar esa curiosa imaginación que tenía, el hacer planes a futuro y crear una vida normal de pareja después de que Chifuyu cumpliera la mayoría de edad le causaba mariposas volátiles en el estómago y por supuesto que lo llevaría a vivir a su casa, no habría de otra, podrían apoyarse mutuamente y tal vez por fin adoptar todos los gatos callejeros que pudieran, jamás permitiría que Chifuyu sufriera nuevamente, lo protegería, ahora le correspondía hacerlo.

Miró nuevamente esos anillos, rebuscó en sus bolsillo encontrando apenas 200 yenes.
Definitivamente no sería suficiente.

Pensó brevemente en robarlos, no sería muy difícil, tenía algunos trucos que había aprendido en las calles, pero... No era lo correcto.

Resopló disconforme pero alejándose del sitio para comenzar a caminar entre calles hasta llegar a un pequeño kiosko.
Algunos niños jugaban por ahí aprovechando el hermoso aunque aún frío día soleado, notando que algunos llegaron a una maquina dispensadora de dulces y baratijas.

Keisuke se acercó a ver detenidamente los premios de una de esas viejas máquinas, era justo lo que necesitaba.

"100 yenes" rezaba el plástico viejo sobre aquella máquina, justo le alcanzaba suficiente para sacar 2 premios, una sonrisa triunfal se dibujaba en su rostro.

Y en pocos minutos obtuvo su recompensa, dentro de las pequeñas cápsulas de plástico estaban unos collares que, aunque sí, eran baratijas que probablemente no durarían mucho, al menos podrían servirle en lo que reunía el dinero suficiente y le compraba aquel anillo digno de posarse en la mano de Chifuyu.

Después de bajar de esa nube rosa, recordó a Kazutora, y que por supuesto, tenía que continuar con su búsqueda.

...

— Maldita sea — siseaba Kazutora un poco desvalido y con el ánimo decaído mientras caminaba entre algunos callejones intentando pasar desapercibido — si fuese un poco más fuerte, si tan solo me pudiera defender por mi mismo, no tendría que estar rogando ayuda a nadie, si tan solo fuera... Mikey... — pronunció el último nombre con furia y desagrado — no se porqué pensé que podría contar con él, me vi como todo un estúpido, no debería seguir de su lado... debería hacerlo sentir un poco de lo que yo siento en este momento.

Ahora Kazutora ponía las cartas sobra la mesa, sabía que todo debía volver a barajearse, el juego no estaba resultando a su favor, ahora debía tomar vías alternas, en un inicio, solo quería continuar tranquilamente su vida, pero ahora, su corazón y cabeza le pedían a gritos lo que a sus ojos era justicia.

...

Estaba anocheciendo, y por ninguna parte por más que buscará entre calles y callejones, sitios abandonados y paisajes desolados aparecía Kazutora, ahora el tema se estaba volviendo algo serio porque, sabía que si todo llegaba a oídos de Mikey su lugar en la ToMan correría peligro.
Así como amaba a Chifuyu, amaba la Tokyo Manji.