××Cap XVIII××

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Pese a que su rostro no lo mostraba su mirada reflejaba el asombro por la repentina presencia del pelirrojo, al cuál no lo había visto desde aquel día en el que habían intimado y éste se había enterado de su verdadera naturaleza —Kirishima— pronunció finalmente tras varios segundos de silencio, el contrario sonrió y cuestionó.

—¿Está todo bien? Desde aquel día no te he visto mucho... — desvió la mirada lejos del rubio pues aún le provocaba nervios el recordar lo que había ocurrido.

—Está todo bien, no te preocupes, sólo que ha sido un poco difícil ocultar... Ya sabes— se encogió de hombros guardando sus manos dentro de los bolsillos del pantalón —Lo siento, pero tengo que irme.—

—Ya veo— lo miró al oír lo último y asintió —Está bien, no te molesto más— dijo para regalar una sonrisa animada y antes de retirarse pronunció —Espero verte más seguido— y finalmente se marchó.

El rubio suspiró y sin más demora corrió presuroso a la dirección del director y al oír la autorización para entrar ingresó, el mayor lo miró por unos instantes y regresó su mirada a unos papeles.

—Ya casi termino su documentación— comentó realizando algunas firmas y colocando unos sellos a lo que el ojirojo le interrumpió.

—Ya no nos iremos...—

Por otro lado...

El peliverde ya había salido del baño y ahora mismo se hallaba dialogando con el bicolor sobre temas triviales, nada relevantes, sólo cómo había acordado con el rubio alimentar sus recuerdos respectivos de cada uno.

—¿Entonces yo estudio aquí?— preguntó el ojiverde curioso a lo que él contrario asintió —¿Y por qué no voy en tu aula?—

—Como ya te mencioné ésta institución trabaja tanto con vampiros, como con lobos y humanos, tú hasta hace apenas unas horas eras considerado un humano por lo que tenías que asistir a sus clases.—

—¡Vaya! Entonces, ¿podré ir en tu clase?— ya que el bicolor le había cedido su comida al peliverde éste se  llevó un trozo a su boca expectante de una respuesta.

—Me temo que no es así...— respondió realizando una pausa no sabía si sería conveniente revelarle todo pues podría bloquear su mente al tratar de recordarlo —Tenemos que abandonar la institución.—

—¿Eh?, ¿por qué?— lo miró preocupado y con una mueca entristecida.

—Quisiera saber hasta dónde recuerdas...—

—No mucho en realidad... Mi último recuerdo fue el ataque de aquel lobo y... Mmm, creo mi familia estaba en una disputa con varias personas...— divagando en sus pocos recuerdos pequeños fragmentos se le venían y con ello el sentimiento que había tenido en ese entonces provocando punzadas, se volvían a sentir reales.

—Ya veo...— sobó su barbilla pensativo y soltó un suspiro por lo bajo, de una u otra manera tenía que decirle no es como si tuviera todo el tiempo del mundo —Pues, estás en lo cierto... Hace algunos años entre las razas hubo una disputa pues algunos querían vivir libremente entre los humanos con ellos sabiendo de nuestra existencia y otros querían seguir viviendo con las identidades ocultas, como te habrás dado cuenta seguimos viviendo ocultos... Desafortunadamente tu familia era de los que querían convivir con los humanos y se mantuvieron reasios en su decisión, meses después naciste para entonces todo ya era un desastre habían matado a la gente que apoyaba la idea de tus padres pero no podían liquidarlos pues traería un fuerte impacto en la raza, en todos aspectos fue entonces que, su mira apuntó hacia ti, y mandaron a aquel lobo tiempo después para liquidarte... Pero al fallar en su misión poco después tu familia dejó de existir y han vivido buscando tu rastro— claro que había omitido partes, ¿cómo sería capaz de mencionar que su misión original era matarlo? Perdería su confianza por completo aún si diera mil y un pruebas de que ya no seguía ninguna orden de su padre.

××Rojo carmesí××Donde viven las historias. Descúbrelo ahora