—¿está hablando en serio, madame?—dijo Jimin mientras trataba con todas sus fuerzas reprimir el odio hacia la mujer
—me dieron una buena cantidad de dinero y de todos modos Hoseok ya no me sirve para nada, come demasiado, gasta dinero en libros y es un holgazán
—pero mándame, Hoseok ha trabajado mucho y gracias a eso usted a podido levantar más este lugar
—Hoseok ya no es necesario, soy la madame más famosa de todo el reino, tengo las mejores mercancías. No necesito de nadie más
Jimin no dijo nada más, estaba realmente molesto pues sabía que era una injusticia lo que la señora Jung le estaba haciendo a su hijo.
El tío del rey tenía una mala reputación, se sabía que no el hombre era un promiscuo y tenía inclinaciones hacia el sadismo por lo que Jimin estaba aterrado por el futuro del pequeño.
Hoseok miraba su reflejo en el espejo, era pequeño, delgado, su cuerpo era fino como el de una mujer, sus ojitos marrones desbordaban brillo e inocencia, sus manos eran alargadas pero delgadas y delicadas, su cabello castaño y algo ondulado caía perfectamente sobre su frente.
El castaño estaba aterrado, su madre le había informado sobre su nuevo destino y tenía mucho miedo, trato de resistirse pero al saber sobre la amenaza de muerte hacia su madre no le quedaba de otra, además Hoseok siempre supo que este sería su destino, su madre siempre le decía que alguien pagaría mucho por él
—Hobi—Jimin llamó suavemente a la habitación y seguido abrió la puerta, miró al lindo castaño con una sonrisa triste—es hora pequeño, el señor ha llegado y ya quiero llevarte
Hoseok soltó un suspiro, tomó su maleta y salió de la habitación, abrazo fuertemente a Jimin
—prometo regresar algún día a buscarte, viviremos juntos y no necesitaremos complacer a nadie para vivir—Hoseok trataba de reprimir las lágrimas, el rubio era su único amigo y lo quería mucho
—yo iré por ti primero, lo juro
Después que ambos chicos se abrazaron de nuevo, Hoseok camino con pasos lentos hacia el estudio de su madre en donde un hombre pálido y con una horrible sonrisa lo miraba
—conde Min, él es mi hijo Hoseok, yo espero que sea de su agrado
—lo es, señora Jung y estoy seguro que a la persona a quien va a servir también lo considerará de su agrado
Hoseok veía que los labios de ambos se movían pero él no podía distinguir sonidos, estaba aterrado, triste, molesto por tener que pasar por esto, vio cómo su madre recibía el dinero con una enorme felicidad que le partió el corazón. Sintió la mano del hombre en su brazo y cómo lo empujaba fuera del burdel.
Los siguientes momentos apenas y los sintió, no sabía en donde estaba y cómo había llegado ahí, lo único que supo es que durante todo el camino estuvo en un trance lleno de dolor e incertidumbre, soltaba lágrimas silenciosas pues temía molestar a su nuevo dueño
—quiero que descanses hoy, duerme, come un poco.......o más bien come mucho, estás casi en los huesos, mañana será un día muy pesado pues debemos prepararte bien—el hombre miraba el delicado cuerpo el chico, se sentía tentado al tenerlo pero sabía que el rey se molestaría si le regalaba al chico sin ser virgen
—señor—Hoseok se animó a hablar, aunque en realidad era un susurro—mañana es el cumpleaños del rey
—¿y que tiene?—el hombre sospecho sobre esas palabras, temía que el chico supiera antes de tiempo sus planes
—y-yo quería ir.....yo quería ir a la celebración para alabar al rey y celebrar—Hoseok agacho su mirada tímidamente
—tú no te preocupes por eso, te aseguro que alabarás al rey—el hombre sonrió divertido y se fue, dejando al castaño en una habitación amplia para que el chico pudiera descansar. Hoseok en realidad no tenía sueño pero aun así se retiró la ropa quedando en sus prendas íntimas y se acostó en la cómoda cama, se le dificultó dormir por lo que durante un buen rato estuvo imaginándose escenarios románticos con el rey
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No tengo miedo | YoonSeok
FanficHoseok esta enamorado del sádico rey Min Yoongi Mpreg -Contenido adulto. -Ésta obra es mía en su completa extensión. -Los personajes son ficticios, por lo tanto sus acciones también lo son. -Con ésta obra no incito a absolutamente nada. La lectura...