Capítulo 6

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—oye tú—Hoseok se giró hacia el umbral de la puerta en donde estaba la sirvienta malhumorada—cámbiate—la chica le arrojó las prendas de ropa

—¿yo? —Hoseok no sabía cómo usar un hanbok tan elegante como el que tenía en sus manos ya que su madre nunca le permitió gastar dinero en ese tipo de ropa, la ropa que él tenía era la que le dejaban las chicas en el burdel de su madre

—pues claro té—le dijo la sirvienta con burla y cinismo—puede que haya sido asignada a ser tu sirviente pero tú y yo somos iguales.....no es verdad, no somos iguales, todos los sirvientes aquí están por encima de ti por lo que no esperes que te atienda. Así que cámbiate que el rey te espera

Hoseok agacho la mirada con tristeza y comenzó a vestirse lo mejor que pudo pero el hanbok tenía un forma extraña y cuando por fin logro verse decente reunió todo el valor y salió de la pequeña y fría habitación, la sirvienta estaba un poco más adelante riendo con un guardia de baja categoría

—y-ya estoy listo—dijo Hoseok con vergüenza, jugaba con sus manos y su mirada estaba gacha, se sentía intimidado por la sirvienta por la fea forma en la que lo miraba

—¿qué no ves que estoy ocupada? —le dijo con coraje

—p-pero mi rey m-me e-espera—Hoseok sentía ganas de llorar ante la actitud tosca de la chica

—mejor después hablamos debo llevar a este muerto de hambre con el rey—dijo dirigiéndose al hombre con el que estaba hablando, terminó de despedirse y le indicó al castaño que lo siguiera.

Hoseok caminaba detrás de la chica con la miraba gacha, trataba de no chocar con todos los sirvientes que caminaban ajetreados, poco apoco iba viendo la parte más bonito del castillo. Paso frente una habitación que tenía la puerta abierta y se detuvo para ver un cuarto precioso y enorme, con cuatro camas grandes, cortinas de color lila, alfombra en todo el cuarto.

Dentro de la habitación estaban las cuatro princesas siendo arregladas cada una por 4 sirvientas quienes las vestían y peinaban con delicadeza, Hoseok se tragó el nudo en la garganta y siguió caminando cuando la sirvienta le gritó.

La sirvienta se detuvo frente a una puerta de dos hojas, abrió una y lo empujo con disimulo dentro del comedor. Ahí se encontró al rey sentado en la cabecera de una gran mesa, Yoongi le sonrío débilmente cuando lo vio. El desayuno ya estaba servido y solamente lo estaba esperando

—creí que no vendrías—le dijo el rubio con su voz grave—tardaste mucho

—tuve algunas dificultades, lo siento mi rey

—¿te gustó tu habitación? Quise darte lo que......te mereces—le dije en un tono extraño que hizo que Hoseok se entristeciera más, pues sentía que le recalcaba su lugar.

—le agradezco lo que me ha dado, mi rey—respondió el castaño tratando de reprimir su dolor

—me alegra mucho—Yoongi miró a sus sirvientes y con un solo movimiento de cabeza les indicó que se fueran y todos acataron la orden con rapidez—ven aquí cariño—el tono de voz del rey había cambiado mucho, ahora le hablaba con voz melosa, Hoseok sonrío a sus brazos, Yoongi lo tomo y lo sentó en su regazo y lo abrazo con fuera mientras el rubio restregaba su mejilla en el pecho del castaño, Hoseok río enternecido por la actitud del rey—te extrañe mi cosita preciosa

—no seas ridículo, nos separamos por poco tiempo—dijo Hoseok y beso la coronilla del rey

Yoongi no le contestó, en cambio comenzó a besar todo el rostro de Hoseok, besos sonoros y rápidos, el castaño reía por la sensación

—mi rey, basta—Hoseok reía mientras ahora Yoongi repartía besos también su cuello, mandíbula, orejas y labios

—te dije que me llamaras Yoongi—le dijo con una sonrisa al separarse un poco de él—y por favor déjame ser como en realidad soy, no quiero ser todo el tiempo frio

No tengo miedo | YoonSeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora