✿; Capítulo siete

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Gulf estaba recostado en su cama con una sonrisa en su rostro. Al fin era sábado y no tenía ninguna actividad escolar pendiente, se sentía como una bendición de los cielos. Rodó como gatito por sus sábanas lilas y se acomodó bien, una siesta no le caería mal, dormir le encantaba.

Mientras poco a poco iba cayendo en los brazos de Morfeo, sus pensamientos se inundaron de Mew Suppasit. El hombre que le hacía latir el corazón y el cual lo sacaba de quicio muy seguido en estos últimos meses. Trato de borrar de su mente los miles de Bro y se concentro en imaginar al chico de tez clara diciéndole y repitiendole "Tú eres mi amor" con ese pensamiento en mente cayó dormido con una gran sonrisa.

No sabía cuántas horas había dormido, pero el sonido de una guitarra y una voz gruesa lo había despertado. Estiró todas sus extremidades y se tallo los ojos bostezando fuertemente. Se quedó un rato sentado en la cama asimilando que al parecer un loco le estaba dando una serenata, la voz se le hacía tan familiar, pero el embotamiento del sueño lo tenía tan ido con su vista pegada en la pared, como si mirar una fuera lo más interesante del mundo. Al principio Gulf lo quiso dejar estar y volver a sus hermosos sueños donde un Mew sin camisa lo invitaba a pecar, pero al escuchar un "Bro, no me ignores" sus cejas se cruzaron y gruñó molesto.

¡Tonto, Mew Suppasit! arruinando hasta sus jodidos sueños húmedos.

Camino hasta su ventana y la abrió con rabia, literal estaba echando humo. Asomó su cabeza por esta y la imagen que lo recibió lo dejo sin aliento. Mew estaba con un pijama de león de cuerpo completo, una guitarra y se tambaleaba. El idiota estaba borracho. Eso no pintaba nada bueno.

¿Qué asesinato había cometido en su otra vida, para merecer esto? Gulf suspiró y golpeo sus mejillas para tratar de despertar de esta pesadilla, pero lamentablemente era real. Agarró sus cabellos frustrado, debía correrlo, aunque como decían "Los borrachos son más terco que una mula" quizás ni le escucharía, pero nada perdía con intentar.

—Mewiu te pido de corazón, como un buen amigo que soy y el cuál no se aprovechará de ti y te molera a golpes en ese estado, que te vayas de mi hogar y me dejes dormir. ¡Entendiste, querido!—lo apunto de manera sería.

Mew río y río como un niño.

—Gulfyto, no puedo hacer eso, porque vine especialmente a darte una serenata.

Gulf se le aceleró el corazón. Podría ser que Mew se le confesara. Sus mejillas de repente se pusieron rojas y su estómago comenzó a sentir las dulces mariposas en su interior.

Mew se vio concentrado mientras tocaba la guitarra y comenzaba a entonar decidido.

—Bro eres todo lo que tengo y quiero mi amado Bro ¿Qué haría un hombre como yo, sin ti mi Bro? Por ti iría a Narnia y vendría de regreso. Por ti iría a la selva y te traería fruta. Mi Bro nunca me dejes brooooo—canto haciendo gestos graciosos.

Gulf apretó los puños y su corazón se apretó. Que iluso fue pensar que sería una serenata de amor ¿En qué jodido pensaba? se trataba de Mew, el tipo más idiota que aunque le dijera mil veces que no lo llamara Bro, lo hacía.

—¡Eres un imbécil!—grito y se agarró la cabeza—¡Te odio! Podrías largarte de una buena vez y dejarme en paz, borracho de mala muerte.

Mew dejo de recitar frases al azar y se agarró el pecho dolido.

—Solo quería darte amor...—hizo un puchero y le apuntó con un dedo—¡Mal agradecido!

Gulf se rió falsamente y se agarró el estómago.

—¿Ahora Mew Suppasit se hace la víctima?—sarcasmo tiño su voz y después miro sus uñas—Me importa un comino que estés sensible. Cuento diez y te vas, o juro que conocerás al verdadero Gulf Kanawut.

Mew hizo una mueca y se volvió a tambalear.

—No seas así, Gulf bebé—trato de hacer caritas tiernas pero no le salió bien—Pensé que después de una serenata podríamos tener una pijamada y después dormiriamos juntos.

Gulf observó un momento a su mejor amigo y casi se le ablanda el corazón. Era tan débil ante Mew Suppasit y si, apestaba demasiado. Pero ahí estaba pensando en dejar entrar a Mew a su casa y dejarlo dormir con él, su corazón acelerado ante la idea, era tan patético. Pero no podía evitarlo, lo amaba tanto.

Cuando estaba apunto de ceder y dejarlo entrar, este abrió la jodida boca.

—Broooo... Bro no seas malo ¿Bro me estás oyendo? ¿Te comió la lengua el ratón, Bro? ¡Eres un mal Bro!

"Imbécil" fue lo único que vino a la mente de Gulf. Sabía que era ridículo pelear y molestarse con un borracho, pero ahí estaba; eufórico, irritado y colérico. Se estaba cansado de esto, se sentía agotado de repetirle que no lo llamara así, que dejara de pisotearle sus emociones.

Su límite había llegado a su fin.

Se dirigió a la cocina y busco un jarrón de agua fría.
Abrió la puerta y Mew al verlo sonrió y medio tambaleante se acercó hasta a él, pero no dio ni dos pasos cuando Gulf le tiró el agua fría en toda la cara. Mew chillo y tembló.

Al Mew toparse con los hermosos ojos de su mejor amigo estos le miraron con frialdad, le grito un "Jodete" y le cerró la puerta en la cara.

Mew suspiró "Quizás esto se le estaba saliendo de las manos".

Cuando llego a casa de Gulf sabía lo que hacía, quería molestarlo, aunque el alcohol le dio más valor, no estaba tan ebrio. Sabía que Gulf estaría solo en casa, los Kanawut habían salido hacer unas diligencias desde la mañana.

Quizás esperaba que aunque hiciera enojar a Gulf este lo dejaría quedar por su estado de ebriedad. Pero ese no fue el caso y Mew quizás se sentía entre culpable y derrotado, porque al ver los ojos de Gulf vio frialdad, vio dolor, pensar en ello ahuecaba su pecho. Trato de apartar la imágen, solo estaba molesto, se le pasaría como las otras veces, no debía preocuparse.

Camino arrastrando los pies y comenzó a temblar por el frío de la noche. Estaba empapado.

"Mañana sería un largo día"

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