Capitulo 6

223 54 1
                                    

Pasó otra semana, y Emilio sentía que había sido sometido a un entrenamiento peor que los de la milicia; Joaquín era realmente una bestia.

Llegó a realizar actividades que esperaba, ningún sicario tuviese que realizar alguna vez.

La vida del pelirosado era realmente interesante... Desde irrumpir en mansiones ajenas, a irrumpir por las noches en las morgues de cualquier hospital donde le diese la gana. Y se ponía mejor, porque realmente no le asqueaba tener que buscar objetos dentro de los cadáveres.

A él no le afectaba tanto pero para ser honestos, el olor a muerto aún lo traía impregnado en la nariz y era más vomitivo de lo que parecía.

— Joaquin, creo que ésto que estamos haciendo... —señaló— No es lo que tratamos.

— ¿Cómo que no? —levantó una ceja— Tú dijiste que trabajarías para mi hasta que liquidemos al infeliz de Jaebeom... No tengo que recordarte que estás trabajando para mi en este preciso instante.

— ¿Y cuándo vamos a matar a Jaebeom? —bufó, revolviendo en las entrañas del difunto.

— Cuando sea el momento indicado. —rodó los ojos— ¿Acaso te molesta que yo sea tu jefe?

— ¿Qué dices? Claro que n-

— Ah, de seguro es porque soy muy lindo y temes enamorarte de mi. —lo interrumpió.

— Deja de hablar estupideces. —bufó.

— Solo si tú te pones a trabajar. —lo señaló con la mano llena de sangre— Hay un cadáver aquí lleno de droga, y no es de la mía. —bufó— En mi territorio, ni por cielo ni por tierra van a meter su mierda.

— Pero quiero saber... —dijo el menor— ¿Por qué no podemos matar a Yang de una maldita vez?

— Emilio... En esta vida, hay niveles para todo. —continuó hurgando en las entrañas de otro cadáver— Yo soy un capo de alto nivel, al igual que Dy... Pero hay gente como Jaebeom, que está por encima de nosotros. —explicó— Si bien eso no es un impedimento, así como yo tengo el control en demasiadas cosas, él tiene control en muchas otras más. ¿Me entiendes?

— Algo así... —hizo una mueca. — Me refiero a que, yo, alguien poderoso, tiene mil hombres pero, él, que tiene mucho más poder e influencias, tiene más de mil hombres. —suspiró— Aunque eso tampoco es un problema, a lo que voy es a que él tiene demasiadas influencias y alianzas que mi persona. Si yo lo mato ahora, tendría a más cinco capos con todo su séquito de imbéciles tratando de cortarme la cabeza. —explicó como si fuese obvio— Y si tú no quieres morir por esa persona que me dijiste, más vale que andemos con mucho cuidado.

— No sé de qué cuidado hablas. —rió levemente— mataste al guardia de la morgue para luego ponerte a buscar aquí entre los cadáveres, completamente desprotegido. No trajiste ningún arma. ¿A eso le llamas cuidado?

— Te he traído a ti. —sonrió, haciendo que la piel de Emilio se erizara— Incluso trajiste un arma. —relamió sus labios— Eres un buen cachorro. —finalizó.

El mencionado bufó mientras lo veía buscar dentro de aquel anciano. Pasó casi media hora cuando el más alto descubrió algo y avisó inmediatamente al pelirosado, que ya estaba harto de rebuscar.

— ¿Esto es lo que querías, no? —preguntó, comenzando a sacar muchas bolsas llenas de pildoras de uno de los difuntos.

— ¡Sí! —gritó bajito, estaba feliz— Oh, podría llenarte de besos justo ahora. —le dijo mientras tomaba aquellos paquetes.

— ¿Uh? —preguntó levantando las cejas— Ya sé que te gusto, no tienes que hacerlo tan obvio.

— Creéme, no soy zoofílico. —lo miró de arriba a abajo— Eres un cachorro muy arisco. —negó mientras comenzaba a poner los paquetes en los bolsos

THE GODFATHER Donde viven las historias. Descúbrelo ahora