Capítulo 5

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Amelie Lavelle

La casa estaba basada en la antigüedad. Definitivamente no estaba ambientada en una moderna. De afuera era muy distinta que adentro. Al principio tuve un poco de temor, era escalofriante, no se encuentra tan aseada. Adentro, el lugar parecía acogedor, la sala es grande, junto a ella el comedor. En media de esta, las escaleras para el segundo piso, ancha, el pasamano era de madera con diseños, un acabado elegante y reluciente.

— Ariel, ya llegaste! —Grita una niña de cabello largo, de apariencia tierna. Baja las escaleras descalza

— ¿Ya llegó? —Pregunta un pequeño de cabello rizado mientras baja las escaleras sosteniéndose del pasamano

— Por fin llegas —Dice esta vez un joven con lentes saliendo de... la cocina?

— Te estuve escribiendo hace rato, ¿qué paso? —Pregunta un adulto, de piel canela y cabello ondeado, con rostro serio y despistado

Pocos segundos después, todos quedaron paralizados, con rostros sorpresivos y algunos de rareza.

— ¿Quién es ella? –Preguntan todos al unísono de sus voces

— Ella es Amelie —Responde el chico de los ojos verdes

— Hola —Digo acompañándolo con un movimiento ligero de mano, encogida de hombros

— Ella es... —Se pone nervioso sin poder continuar — Mi... amiga —Termina de pronunciar a lo que rápidamente volteo a observarlo anonadada

— ¡¿Qué?! —Exclaman todos a la vez

— ¿Cómo es eso que tienes una amiga? —Pregunta una morena de pelo lacio, saliendo de la cocina con platos en las manos para luego acomodarlos en una mesa

— Hablamos de esto luego, va? —Se acerca a ella — Amelie cenará y vivirá con nosotros por unos días, tuvo un pequeño accidente y la ayudé — Alza la voz, caminando por toda la sala mirando fijamente a cada uno

— ¿No tienes familia? —Pregunta aquella niña antes mencionada

— Si tengo —Muestro una pequeña sonrisa

— ¿Y por qué no estás con ellos? —Dice inocentemente antes de tomar asiento para cenar

— Porque... —Quedé muda, no sabía que responder a tal pregunta, la cual siempre pensaba.

Lo peor es que me la hacía una niña, a la cual no se le puede mentir.

" Se supone que tengo una familia, no? pero... porque no los conozco? en esta vida solo tenía a mi madre aparentemente, pero ni ella está conmigo cuando más la necesito, nunca estuvo para mí, así que daría pena responder con sinceridad esa pregunta. Estos últimos días no los he pasado bien, necesito de una madre, se supone que ellas nos protegen y cuidan, pero la mía me dejó hace 10 años. Todo este tiempo me he sentido sola, como si fuera huérfana, siento que no encajo en este mundo, también aprendí lo que es la envidia, la envidia de que muchos niños tengan a alguien y yo no. Mi padre nos dejó, nunca lo conocí, y cada que pregunto por él, nunca hay una respuesta. Es una lástima pensar y ver que como yo, hay muchas personas, que estamos solos. Pues siempre estuve sola".

Y aquí es donde me entra el sentimiento de la angustia, rencor, miedo, pero... a que me lleva esto? donde van estos sentimientos? Esa era otra pregunta sin respuesta.

...

Al momento de cenar, pude resaltar la gran comunicación que llevan todos, reían de una forma tan natural, que hizo sentir que mi presencia no los incomodaba. Después de varios minutos de observación, me di cuenta, que no parecían malas personas, aparentemente todos aquí, incluyéndome, teníamos algo en común. Ninguno de los presentes teníamos familia, o por lo menos alguien que se haga responsable, como un apoderado. Solo se protegían entre ellos mismos, juntos formaron su propia familia, y en el fondo de mi corazón, me gustaría ser parte de ella.

¿A dónde Van Los Sentimientos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora