Capítulo 9

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Amelie Lavelle

3:00 pm

Terminamos de almorzar hace unos minutos, me ofrecí a lavar los servicios. Chris, Mack y Grey estaban por salir, tenía planeado pintar y arreglar más tarde junto a Chelsey la mesa que estaba en su habitación.

— Hola —Dijo Sasha apoyándose en el marco de la entrada, provocando un pequeño susto en mi

— Hola —Contesto para seguir con mis quehaceres

— Me pareció escuchar que el sábado es tu cumpleaños —Camina lentamente por toda la cocina

— Escuchaste mal —Respondí quizá de mala gana

— Digo, no vaya hacer que lo quieras celebrar aquí con toda tu familia —Volteo a mirarla con el ceño fruncido — ¡Ay no! Olvide que no tienes

— Si intentas hacerme sentir mal, mejor vete —Termino de lavar los platos

— No intento nada, solo que no se de ti, supongo que no debes tener padres, verdad. Eso de que Ariel te ayudo por pura caridad, no me cuadra

— Entonces ve y pregúntale a el

— ¡Ay, ya! No seas ardida. Bueno, entonces supongo que no celebrarás nada y tampoco saldrás, porque... no tienes amigos ¿verdad? Que lastima por ti

— Soy feliz así

— ¿Feliz? ¿Quién estaría feliz sin amigos y familia?

— Lo dices porque tampoco tienes, ¿verdad? Tengo entendido que todos aquí no tenemos familia

— Si tengo, solo que... no los conocen —Abandona el lugar —Por lo menos yo si conocí a la mía y tengo amigos —Grita desde las afueras

"Una de las cosas que más odiaba de mí, y probablemente nunca lo aceptaría, es ser sensible. Desearía ser tan fuete como algunos, pero hasta las cosas más insignificantes me lastiman, por eso decidí que el primer paso para esto, seria no creer en nadie, al desconfiar de todos, las cosas malas que hagan, no me afectarían. Decepciónate antes para luego no ser decepcionado, era una de las frases que tenía en mente. Llorar, era la acción más repitente en las últimas semanas. Le pedía a Dios que no me haga sufrir más, pero al parecer él tiene un propósito para mí, uno que aunque duela, lo tenía que cumplir. Empezaba a aceptar mi vida y enfrentar todo lo que vendría por delante, odiar mis hábitos de ansiedad y depresión, crecían cada vez más, deje de poder controlarlos, lo que me volvía loca, así que solo quedaba olvidar cosas y concentrarme en otras, mientras mantenga la mente ocupada, es mejor".

...

La casa estaba casi vacía, todos habían salido menos dos personas, Sasha, quien se encontraba en la sala, y yo en el pasillo tratando de controlar una crisis emocional con una sonrisa facial.

Entrando al cuarto, cierro la puerta lentamente, prendo mi celular para poner música segundos después, dejándolo encima de la cómoda, caminando hacia la cama, para descansar un momento, caigo al piso; acomodándome, me siento de piernas cruzadas, coloco mis manos a la cara, tapando esta, formando unos puños y aguantando las ganas de querer gritar y romper todo a mi alrededor. Suaves lagrimas caían de mis ojos, rodeando mis mejillas, aquí llegaban mis ataques de ansiedad, no podía controlarme. Una de mis piernas empezaban a temblar y moverse sin parar, mis dientes no dejaban de morder mi labio inferior, mientras mis ojos observaban toda la habitación en busca de algo para comer, a pesar de estar llena. En un momento trato de calmarme y controlar mis malos hábitos, así que me recuesto al piso hasta quedar dormida.

...

Ariel Leonardi

Después de las insistencias de Chelsey, fuimos al centro comercial. No entendía aún porque tantas súplicas, supongo que la razón era porque nunca ha ido a uno. El miedo a perderla o algo parecido era una de las tantas razones por las cuales no salía mucho de casa, un error que trato de evitarlo para su crecimiento.

¿A dónde Van Los Sentimientos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora