Capítulo 4

25 6 6
                                    

Capitulo 4

Amelie Lavelle

Pasaron muchos minutos, seguía pensando en aquel acto ocurrido y decidí hablarle al chico que me ayudó, para lo tímida que soy, hablar con un desconocido era lo más valiente que estaba haciendo.

Giro mi cabeza para observarlo con más fijación, esperando que voltee a mirarme cambio mi rostro a uno más serio, hasta que el hombre se digna a observarme.

— Gracias —Mis labios soltaron lo primero que sentía. Agradecimiento.

—Suelta un suspiro antes de responder — No tienes por qué agradecer. Lo hubiera hecho por cualquier persona —Su vista daba esta vez para la ventana de su lado. Con un silencio incomodo por otros segundos, decido volver a entablar una conversación.

— ¿Cómo te llamas? —Pregunto interesada en el

— ¿Por qué te seguían esos hombres? —Ignora mi pregunta. Regresando su mirada a mí

— ¿Qué? — Me hago la confundida para no responder

— ¿Eres una delincuente? —Vuelve a preguntar, a lo que me intimido un poco por la profundidad de su mirada

— Claro que no  —Digo ofendida ante tremendo disparate. Con el rostro molesto, arrugo la frente.

— ¿Cómo te lastimaste? Necesitas ir a un hospital — Seguía ignorando mis palabras — Señor disculpe, llévenos al hospital más cercano de aquí por favor — Se acomoda para observar las calles, girando su cabeza varias veces

— ¿Quién eres? Debe a ver una razón por la cual me ayudas —Vuelvo a mencionar a lo que nuevamente me ignora — ¡Oye! Te estoy hablando, deja de ignorarme, ¿si?

— No eres para nada callada, ¿verdad? Simplemente te vi herida, con unos hombres detrás de ti, ¿querías que me quedara parado viendo cómo te lastimaban? —Responde demasiado cortante, con toda su atención en mí, comportándose civilmente, dejándome como una ridícula

Después de otro momento incómodo y maldecirme miles de veces, me puse analizar la situación. Es que todo esto es tan confuso, aún seguía preguntándome ¿Qué hubiera pasado si él nunca hubiera estado ahí para salvarme? No sé qué hubiera sido de mí, probablemente hubiera estado deseando dejar de existir, pasaría las cosas más horribles que alguien se podría imaginar. Definitivamente buenos momentos, no hubieran sido. "A pesar de mi torpeza y lo incomoda que puedo llegar hacer, nunca estaría desagradecida, no sabía cómo reaccionar ante esto, pero lo que si sabía, era que Dios me quería aquí, y por alguna razón, mando un guardián para mí, aunque este sea muy molesto y serio."

...

Llegamos al hospital con un poco de frío, el clima es algo raro aquí. Primero salió el, para luego continuar yo. Pude ver como da la vuelta al carro para llegar hasta la puerta de mi lado, abriéndola, coloca sus brazos alrededor de mi cintura, y me saca con precaución del vehículo.

Pude sentir un ardor en mi cara, ¿Será que mis mejillas se pusieron rojas? no estaba acostumbrada a que alguien, y menos un chico, hiciera eso por mí, resultaba ser algo incómodo.

Fuera del vehículo, se convierte en un soporte para mí, ayudándome a caminar hasta estar dentro del hospital. Con una mano en mi cintura, y mi brazo alrededor de su cuello, entramos.

— Estoy bien, no tienes que hacer esto —Saco sus manos de mi 

La vergüenza me ganaba, era raro, me daba con una tortícolis en el cuello.

...

2:00 pm

Paso más de una hora, seguía sentada esperando a que fuera mi turno con la especialista, deje de sentir mi trasero, mis piernas ya las había perdido, no acostumbraba a estar en una sola posición tanto tiempo, regularmente era como un delfín, aunque yo odio el agua.

¿A dónde Van Los Sentimientos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora