Amelie Lavelle
Pasó una semana desde mi cumpleaños, Julio había llegado, estaba tranquila, trabajando en la tienda del señor Helsin, el colegio me trataba bien, mis metas estaban dando inicio. El trabajo no era tan difícil, aprovechaba mis tiempos libres para avanzar la tarea, Arte era mi curso favorito, y aunque no fuera tan importante, me esmeraba tanto en los dibujos. Me gustaba crear diseños para ropa, de chiquita pintaba mis polos con dibujitos ya que a mamá no le gustaba comprarme polos con diseños porque decía que esos estaban más caros, por lo que siempre usaba ropa de color entero; cuando fui creciendo, aprendí a bordar, así que empecé a hacer diseños bordados en mis pantalones, también pintaba en mi bitácora con el sueño de pintar paredes en las calles y ser reconocida artísticamente.
Llevo rato de estar inspirada en la tienda, el color de cada empaque de galleta o bebida provocaban utilizar todos mis plumones, hasta que la campanilla de la puerta Interrumpe mi concentración. Un chico el cual se me hacía conocido, toma una caja de cigarrillos y un encendedor, para luego dirigirse hacia acá.
— Buenas tardes, ¿es todo lo que va llevar? —Pregunto a lo que después toma una caja de chicles del mostrador
— Si —Responde
— Okey, serian 14 dólares — Me da un billete de 20 así que busco su vuelto
— Nos conocemos ¿cierto? —Pregunta el cliente
— ¿Nosotros? — Le entrego su vuelto
— Si ¿no eres tú la amiga de Ariel? la del cumpleaños
— Ah, si —Bajo la mirada
— Soy Mauro —Alcé la mirada rápidamente al escuchar su nombre, recordé que él fue con quien tuvo el afrontamiento de palabras ese día
— El de la discusión—Fue lo primero que salió de mi boca
— Si — Dice junto a unas carcajadas
— Lo siento —Tapo mi boca — ¿ Vives por aquí?
— No, vine a visitar a mi tía y pasé por aquí por un encargo de mi tío —Me muestra los productos que llevaba
— Pensé que fumabas
— No, ese es Ariel. Siempre le dije que no lo haga, pero es terco, empezó a fumar joven, me preocupa su salud, lo hacía muy seguido —Muestra un rostro de preocupación
— Ahora ya no, de hecho desde que nos conocemos solo lo he visto una vez, también trato de ayudarlo — Sonreí
— Qué linda, ojalá tuviera amigas como tú —Dice de forma extraña
— Ah —Suelto una pequeña carcajada de incomodidad
— Dame tú número, o mejor te dejo el mío, mándame un mensaje y lo guardaré, quizá en estos días podamos salir
— Claro, quizá —Toma un lapicero del mostrador, luego mi estira mi mano hacia él y escribe ahí su numero
— Hasta luego —Me guiña el ojo y se va.
Estaba confundida, el chico era raro, pero resultaba no ser tan malo después de todo, no entendía por qué Ariel se alejó de él, según se por la una tal Marcela. A de estar bien enamorado de ella para que se pelearan fuerte, no podía imaginarme a ese chico enamorado, nunca lo he visto amoroso en término de pareja, siento que me reiría mucho. Por otro lado, Mauro era lindo, fue amable, y si Ariel en un momento fue su amigo, es porque tiene algo especial, no le veo nada de malo en ser su amiga.
Mi pensamiento otra vez es interrumpido por el sonido de la campanilla de la puerta, el chico pasaba rápido, solo note que estaba encapuchado y por precaución le mandé un mensaje al señor Helsin.
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¿A dónde Van Los Sentimientos?
RandomYo no quería hacerlo, pero me sentía como un pájaro en una jaula, encerrada en un bucle de problemas. Una adolescente huyendo de problemas que no le corresponden, unos padres irresponsables que no supieron dar amor, y una familia creada por los mis...