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Varias semanas pasaron desde que cierto grupo de dragones había planeado cuidadosamente una manera de escapar. La mayor parte fue impuesta desde luego por Kyojuro y Uzui, quienes mantenían como propósito, ser la carnada para permitir escapar a los pequeños. Y hablando de ellos, los menores no tenían gran participación en la formulación del plan, haciendo sentir desesperados a Tanjiro y Zenitsu.

Todos trataban de actuar normales en su día a día; cumplían con sus servicios tal y como estaba estipulado, acudían a las noches de vuelo, y a sus entrenamientos. A los ojos del resto de dragones, todo estaba bien. Sus encuentros de planificación no eran muy comunes para evitar sospechas, pero se juntaban en las casas de Zenitsu o Inosuke.

Tanjiro se dirigía hasta la casa de su novio, pese a haber formalizado su relación, el entrenamiento debía continuar, especialmente ahora que tenían la intención de huir. Los métodos y técnicas de Kyojuro se tornaron pesados, muy cansinos para el peliburdeos, más eso no le desanimó. Tenía un motivo oculto para esforzarse, y ese era ayudar a Kyojuro, no iba a permitir que el rubio sacrificara su vida por la suya.

Cuando llegó a su destino, vio a su novio esperándolo. Sonrió inmensamente al verlo y corrió a sus brazos. Inmediatamente, Kyojuro lo levantó en el aire, justo como su primer beso, y unieron sus labios en un acto necesitado pero lleno de amor. Los labios contrarios se convirtieron en la motivación diaria para esforzarse y dar lo mejor de ellos, porque así tenían como recompensa un dulce y adictivo beso.

—Hola, mi chico.

—Hola, Kyojuro.

El mayor se negaba a bajar a su novio, tenía una pequeña compulsión por tocarlo, sentir su piel, su calor, su respiración. Colocó a Tanjiro, de manera que ahora estaba cargándolo como a una princesa. El menor afianzó su agarre al llevar sus brazos hasta el cuello de Kyojuro. Se dirigieron hasta el patio para iniciar su entrenamiento, pero era difícil deshacer el cómodo agarre, a Tanjiro le volvía loco el aroma de Kyojuro; restregó su nariz en el cuello de su novio, causándole cosquillas.

—Mi chico, eres tan tierno.—le sonrió dulcemente.

—Es que te amo mucho, Kyojuro.

En lugar de responder con palabras, el rubio inició un beso lento pero profundo, sus manos se aferraron con fuerza en el cuerpo menudo de Tanjiro, acercándolo más a su toque. Fue cuestión de tiempo para que el beso se tornara más pasional, sus lenguas iniciaron una lucha, intentaban ganar, pero era difícil decidir quién era el vencedor, se dejaron llevar por la ardiente sensación del calor contrario. Tuvieron que detenerse cuando Tanjiro soltó un gemido ahogado en la boca del mayor.

—Lo lamento, Tanjiro, no quise propasarme.

—No lo hiciste, por favor, no te preocupes.—le calmó Tanjiro entre jadeos —Siempre eres muy tierno conmigo, me gusta que seas caballeroso, pero algún día, me gustaría que pudiéramos..., ya sabes, subir la intensidad.

—Mi Tanjiro, con una petición así, siento que puedo dejar de lado toda mi caballerosidad para complacerte.—habló el rubio con voz ronca, haciendo temblar al peliburdeos.

—Entonces vamos. Pospongamos el entrenamiento de hoy. Te necesito, Kyojuro.

El rubio no pudo formular respuesta alguna ante las frases de su novio y su hermoso rostro sonrojado. Su cordura se estaba yendo por la borda, era demasiada tentación para él. A modo de respuesta, Kyojuro bajó una de sus manos hasta el bien formado trasero de Tanjiro, haciéndole respingar.

—Tus deseos son mis órdenes.

Sin esperar más, Kyojuro los llevó al interior de su casa con rapidez. Hizo acopio de su agilidad para evitar tropezar con algo en el camino, abrió la puerta con bastante rapidez y cerró de un portazo cuando estuvieron dentro. Les llevó hasta su habitación, donde depositó suavemente a Tanjiro en su cama, este le veía con los ojos brillantes por la expectación.

Up in Flames -KyoTan-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora