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Tanjiro se despertó sobresaltado. Nuevamente era perseguido por horribles pesadillas que le acechaban día y noche. Se mantuvo acostado, pero con los ojos abiertos, temía que si los cerraba, las horribles imágenes aparecerían ante él, de nuevo.

Desde que soñó con Kyojuro convertido en una bestia, sus pesadillas no se habían detenido, por el contrario, eran constantes. Llevó una mano hasta su pecho para intentar calmarse. Necesitaba olvidar eso.

Se concentró en los eventos que habían ocurrido hacía unas pocas horas. Esa noche estaban autorizados para volar, y como era costumbre, Kyojuro, Uzui, Zenitsu, e Inosuke aparecieron en su casa para preparar la cena juntos, y luego dirigirse hasta el claro donde la zona de vuelo iniciaba.

Recuerda haberse divertido con todos, bromearon y jugaron hasta el cansancio, a pesar de la tensión que aún persistía entre su amigo rubio y Uzui. De vez en cuando, descubría a Zenitsu mirando con anhelo al peliblanco.

La apariencia de Kyojuro como dragón le hacía suspirar; lucía imponente y muy poderoso, pero eso no significaba que no le gustara su forma humana, al contrario, la amaba. Para Tanjiro, Kyojuro era sumamente atractivo en sus dos formas. Amaba cómo la luz de la luna hacía brillar sus escamas, como si fuese una inmensa llama...

Ahí estaban de nuevo sus pesadillas, todo le recordaba a ese aspecto de Kyojuro convertido en un monstruo, y cómo las llamas rodeaban su cuerpo como una especie de coraza.

Alejó esos recuerdos y se concentró en su presente, quería disfrutar la noche junto a sus seres más preciados.

De vuelta a su cama, Tanjiro suspiró. Se estaba cansando de soñar cosas tan extrañas. Sin embargo, no pudo regodearse en su propia miseria porque escuchó un ruido dentro de la casa. Su piel se erizó, sus sentidos se agudizaron, sabía que Nezuko no podría haber causado ese ruido porque ella estaba justo a su lado, sosteniendo fuertemente su camiseta como era usual cuando dormía. Tampoco era Kyojuro, él estaba en su casa.

Lentamente, el peliburdeos se levantó, deshaciendo el agarre de Nezuko. Se acercó a la puerta para escuchar algún otro sonido que le revelara la ubicación del intruso.

—¿Hermano?

Tanjiro colocó su dedo en la boca para que su hermana no continuara hablando. Ella lucía desubicada, pero al escuchar un fuerte ruido en la sala, despertó por completo. Se bajó de la cama y se colocó al lado de Tanjiro.

El peliburdeos sabía que su corazón latía como loco, tenía miedo, temía no ser capaz de proteger a Nezuko si los atacaban. Recordó su lazo con Kyojuro, él debía haber sentido ya el temor que inundaba a Tanjiro, y conocía bien a su novio, él iría a buscarlo.

Se recordó que era un dragón fuerte y capaz de luchar, intentó calmarse antes de abrir lentamente la puerta. Le ordenó a Nezuko que se quedara dentro mientras él iba a inspeccionar. Salió de puntillas hacia el lugar en donde se originó el ruido, pero antes de que pudiera hacer algo, lo tomaron bruscamente del brazo, estampándolo contra la pared.

Soltó un quejido de dolor. Por la posición y la oscuridad de la habitación, no pudo distinguir al intruso, pero su agarre era fuerte.

Kyojuro, por favor, ven.

Escuchó gritar a Nezuko. Su enojo se acrecentó y forcejeó con su captor, pero era inútil, el otro era más fuerte que él. —¡Nezuko!

—Guarda silencio.

Esa voz, él la reconocía, pese a haberla escuchado en muy pocas ocasiones. —¿Kokushibo?

—Cállate.—apretó el agarre.

Up in Flames -KyoTan-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora