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Todo estaba oscuro, había un aire gélido en el ambiente que no hacía más que calar sus huesos, sentía miedo, pero desconocía el motivo. Como si le estuviesen guiando, aparecieron llamas en el suelo, iluminando un poco el lugar, y se dio cuenta de que estaba en la comunidad, sin embargo, todo lucía desolado, algunas viviendas estaban destrozadas. Reconoció la estatua de dragón que decoraba la plaza, ahora hecha pedazos en el suelo. No entendía qué estaba pasando, no recordaba que hubiese una guerra o una invasión.

Siguió a las llamas que apuntaron hacia su casa, donde la puerta estaba abierta. Corrió en busca de sus padres y de su hermana, necesitaba que le explicaran lo que estaba ocurriendo. Al poner un pie en la entrada, las llamas se extinguieron, dejando todo a oscuras de nuevo. Forzó sus ojos para visualizar algo en el interior de la casa, pero se llevó un horrible olor que le hizo cubrir su nariz. Caminó por la sala hasta encontrar el interruptor e iluminar la habitación. Desearía tanto no haberlo hecho.

Sus padres estaban muertos, su sangre cubría todo el lugar. Sentía que los ojos gélidos y sin vida de Tanjuro le estaban viendo, advirtiéndole que se fuera. Necesitaba encontrar a Nezuko, le impediría ver semejante escena. Antes de que pudiera moverse, se dio cuenta de que en la habitación había más cuerpos, pertenecían a sus mejores amigos y a Uzui. Estos tenían los ojos abiertos, evidenciando el terror que los acechó antes de morir. Sintió arcadas, sus piernas temblaban como gelatina, tenía que irse.

Con pocas fuerzas, regresó hasta la puerta, pero esta vez, el cadáver ensangrentado de Nezuko bloqueaba la salida; en sus ojos aún había lágrimas. Tomó su mano helada con desesperación, comprobando que al menos ella estuviera viva, pero fue inútil. Ella también se había ido. Lloró amargamente por sentirse solo, perdió a las personas más importantes para él.

Una explosión captó su atención. El cielo estaba ahora iluminado de un violento rojo, los árboles se incendiaban, todo ardía en la comunidad. Soltó la mano de Nezuko y comprobó que había dos dragones luchando a muerte, distinguió al ónix negro con cuchillas entre sus escamas. Era Akaza.

El otro era un lanzallamas, sus escamas brillaban de manera atroz, pareciera que estas eran las que desprendían fuego, sus cuernos eran inmensos y estaban igualmente cubiertos por llamas. Sus ojos eran aterradores, parecían los de una bestia sedienta de sangre. Cuando rugió audiblemente, el suelo retumbó, y el incendio acrecentó, destruyendo la casa de Tanjiro. Reconoció a su destinado, era Kyojuro.

¿Por qué tenía esa forma? ¿Qué había causado que perdiera su consciencia?

Sentía ira en su pecho, pero no era suya, era de Kyojuro. Al ser destinados, sentía las emociones más fuertes del lanzallamas, y podía diferenciar sus propias emociones de las ajenas. ¿Qué le había hecho enojar? Intentó llamarlo, pero su voz no salió. Maldijo a sus inútiles cuerdas vocales. Corrió para alcanzar al lanzallamas, pero antes de que siquiera se acercara, salió despedido por una potente ráfaga.

Los dos dragones se enfrentaban en el aire, con las llamas consumiendo a Kyojuro. Sus rugidos eran dolorosos para Tanjiro. La ira sólo aumentaba en su interior. Un deseo asesino hizo aparición entre las emociones del lanzallamas, alarmando a Tanjiro. Intentó gritar de nuevo, pero su voz simplemente no salía. Quiso manifestarse para llegar hasta Kyojuro, pero de pronto su cuerpo fue aprisionado entre unas pesadas cadenas, manteniéndolo en el suelo.

Observó con dolor cómo Akaza atravesaba sin piedad a Kyojuro. El pecho de Tanjiro escocía, se sentía morir, pero el único que perdió la vida fue su destinado. Cayó con un golpe hueco en el suelo, todo el incendio se apagó, como si ese mismo estuviera representando la vida de su amado. Escuchó risas macabras detrás de él, pero no podía apartar su mirada del cuerpo inerte de Kyojuro. Sus hermosos ojos habían vuelto a la normalidad, y ahora le veían sin verlo realmente; estaban gélidos y vacíos, como los de su familia, y sus amigos. También había perdido al amor de su vida.

Up in Flames -KyoTan-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora